La concesión del Premio Euskadi a Joseba Sarrionandia ha puesto de relieve el inmovilismo de la clase política españolista, que sigue dando vueltas a la noria repitiendo incansablemente su cantinela obsesiva: más de lo mismo, insuficiente...

En principio, el reconocimiento de los méritos literarios de la obra del de Iurreta es algo positivo, pero cuyo mérito, indudablemente, habrá de reconocerse a los miembros del jurado y no a los responsables políticos del asunto. Basten como botón de muestra las palabras de José Antonio Pastor, que ya dijo que esa decisión no se habría tomado de haber sido él miembro del jurado, poniendo en evidencia que su valoración no sería literaria, sino política. Luego será de esos que dicen que los demás politizan las fiestas.

Pero el esperpento político ha sido la decisión de retener el importe del premio, que ha pasado así a ser un premio sin premio, algo así como el vivo sin vivir en mí. La razón esgrimida por el Ejecutivo de Lakua es que «en coherencia con su compromiso con el cumplimiento de la ley y el rechazo firme del terrorismo, opone serios reparos a que un premio que auspicia y dota económicamente, recaiga en una persona condenada por su pertenencia a la organización terrorista ETA, fugado de la cárcel y en paradero desconocido desde 1985 y que no se ha retractado nunca de su militancia».

Sorprende que una de las causas sea que huyó de prisión, cuando es vox populi que esa es la primera y más elemental de las obligaciones de un preso, y más aún que se diga que se actúa en cumplimiento de la ley, porque, que se sepa, no hay ninguna ley que obligue a los galardonados en concursos literarios a retractarse de su militancia.

Pero lo que ya riza el rizo es decir que en cumplimiento de esa ley se adopta una decisión manifiestamente contraria a derecho, como es retener el dinero que el laureado ha ganado en buena lid, sin tener para ello ninguna competencia. Si el tribunal que le condenó entendiera que existe alguna responsabilidad civil pendiente, sería el único competente para ordenar la traba y embargo de esa cantidad, y no parece que la Audiencia Nacional esté necesitada de la colaboración de estos ayudantes voluntarios. Pero, además, es algo que difícilmente ocurrirá, porque atendiendo a la fecha de la condena, estarían prescritas tanto las penas en su día impuestas como las responsabilidades civiles, así que la decisión, lejos de suponer un cumplimiento de la ley, supone una conculcación discriminatoria de la misma. Es una de esas chapuzas de los pusilánimes del PSOE para, entre otras cosas, calmar al fascismo rampante, y que no sirven para nada, porque la fiera es insaciable y, pese al gesto represivo, no dejan de dar caña por el simple hecho de que el premio se haya concedido a la obra literariamente mejor.

Los premios bien organizados se deben repartir sólo entre los de la caverna. Hoy por ti, mañana por mí.

Sarri, Sarri, Sarri, Sarri... kriston martxa dabil!