Opositores al TAV se lían a tartazos con Yolanda Barcina y los de siempre tocan a rebato. Echan de menos las crónicas guerreras. En «El Mundo» editorializaban afirmando que «La agresión sufrida por la presidenta de Navarra por radicales de la izquierda abertzale cuando participaba en un foro en Toulouse (Francia) es un ejemplo de cómo entienden la política los amigos de ETA». Pondría la mano en el fuego porque a los autores de la acción no les han preguntado por su ideología. Pero ¡qué más da! Es un ejemplo de cómo entienden el periodismo en el diario de Pedro J. Ramírez. Así, piensan que han mordido la presa e insisten: «Aunque la izquierda abertzale habla ahora de `paz', de `nuevo tiempo' y de `normalización política', no duda en ejercer la coacción cuando las cosas no salen como le gusta». Si la historia de este país no fuera cosa tan seria, me entrarían unas ganas irrefrenables de carcajearse ante tal majadería. Pero tienen un objetivo y no cejan en el empeño: «Como dejó claro la propia Barcina, el suceso de ayer fue un acto `de violencia' cometido por un grupo `ligado al entorno de ETA'. El nulo respeto de Bildu a las autoridades y a las instituciones democráticas da una idea de qué es lo que podemos esperar de ella». No sé quién resulta más ridículo, Barcina o el editorialista.

No eran los únicos que, a la desesperada, pretendían pescar algo entre la crema y la nata. En «Abc« llevaban el tema a primera, con una foto enorme -que no se si a Barcina le hará mucha gracia- y coincidían en el titular con «El Mundo«: «Así hacen `política' los amigos de ETA». Dentro de poco serán «amigos de ETA» hasta los indignados de Wall Street. En páginas interiores, el diario de Vocento explicaba, es un decir, que «miembros del movimiento Mugitu, colonizado por batasunos contrarios al Tren de Alta Velocidad y protagonistas de anteriores hechos violentos, agredieron ayer a la presidenta de Navarra», añadiendo que «con la cobardía que caracteriza a estos sujetos, y vestidos inusualmente de chaqueta para que su acostumbrado desaliño no los delatara, se acercaron al escenario del auditorio para estrellar, de manera muy violenta, tres tartas en la cabeza a la máxima autoridad del Estado en la Comunidad Foral». Servidora recuerda muchos casos de mandatarios europeos que han sido objeto de tartazos y no se imagina relatos tan épicos en los medios de sus países. Pero esta gente anda nerviosa.