Amparo LASHERAS Periodista
Eskola, la guapa del barrio
Al barrio, a la escuela, a las calles donde se jugaba cuando no existía la play station, se vuelve siempre. Sigue siendo el único lugar donde los recuerdos se sienten cómodos. Tal vez porque allí comenzó la vida y por aquellos juegos en los que sólo se necesitaba imaginación y amigas para compartirlos. La escuela marcaba las pautas del quehacer diario. La tranquilidad o el griterío del barrio dependían de su horario y siempre se podía encontrar una papelería abierta para comprar un lápiz y un TBO. Esas épocas pasaron y también tuvieron su lado oscuro. Sin embargo, lo que persiste de aquellos recuerdos es la experiencia de que un barrio sin escuela se convierte en un diseño de calles adultas, aburridas y sin risas. En los últimos años, los ayuntamientos, en su modelo de ciudad mercantil, han querido realizar un cambio sociológico de la población y convertir los cascos antiguos en zonas especiales para el turismo. Los vecinos, las tiendas y la hostelería que no respondan a la imagen convenida quedan excluidos. En un barrio de escaparate, la escuela pasa a ser un derecho público innecesario, poco rentable y susceptible de desaparecer. Aunque sea a contracorriente, la asamblea vecinal del Casco Viejo de Gasteiz ha decidido que su eskola debe permanecer y mejorar. En su proyecto, han elegido el histórico Palacio Eskibel para reubicar las aulas de Ramón Bajo-Gasteiz y completarlas con un centro de actividad cultural y popular que mantenga el corazón del barrio abierto a las risas y no a la especulación. El 5 de noviembre, día del Eskola Eguna, la parte vieja se llenará de griterío, fiesta, reivindicación y para mí... de añoranza.