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OBITUARIO | JUAN MARÍA BANDRÉS

Una figura que acompañó la consolidación de la transición española

Su aportación fue clave en las conversaciones con el gobierno de Adolfo Suárez (UCD) para el logro de la amnistía y, más tarde, en las conversaciones entre el Gobierno español y ETA (pm), proceso que culminó con la disolución de la organización armada.

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Arantxa MANTEROLA

Como suele ocurrir en los casos en los que un personaje lleva muchos años retirado de la vida pública, varias generaciones de ciudadanos vascos se enteraron de la existencia de Juan María Bandrés con la noticia de su fallecimiento, ocurrido ayer en Donostia, ciudad donde nació hace 79 años.

Sin embargo, la nueva hizo que muchas otras generaciones se retrotrajeran a los últimos años del franquismo y también a los posteriores. Momentos, todos ellos, muy convulsos en la historia de Euskal Herria en los que el carismático abogado donostiarra tuvo un papel relevante y no exento de controversia.

Su nombre fue haciéndose conocido como defensor de los primeros militantes de ETA y, sobre todo, en la época del consejo de guerra de Burgos donde defendió al tolosarra Jokin Gorostidi. La implicación activa en la defensa de miembros de la organización armada hizo que conociera la represión en carne propia. Así, en el estado de excepción decretado por Franco en el verano de 1968 tras la ejecución por parte de ETA del inspector de policía Melitón Manzanas, fue deportado durante tres meses a Purchena (Almería). También es conocido el papel de mediador que jugó en algunos secuestros, como el de Felipe Huarte en 1973.

Además de su renombre como abogado, Bandrés que participaba como analista en la revista «Cuadernos para el Diálogo», estuvo muy presente en el panorama político, en particular, en la consolidación de la llamada transición española.

Elegido senador por Euskadiko Ezkerra (EE) en junio de 1977, fue de los pocos senadores que votaron contra la Constitución española en 1978.

Ese mismo año fue miembro del primer Consejo General Vasco y participó en la elaboración del Estatuto de Autonomía de Gernika.

Su aportación fue clave en las conversaciones con el gobierno de Adolfo Suárez (UCD) para el logro de la amnistía política en 1977. Asimismo, entre 1981 y 1982 intervino como mediador en las conversaciones entre el ministro de Interior Juan José Rosón y ETA-político-militar, proceso que culminó en la disolución de la organización armada y la reinserción de sus miembros.

Durante varias legislaturas sucesivas (1979 -1989) ocupó un escaño en las Cortes en representación de EE, siendo el único diputado que votó negativamente contra la utilización de la energía nuclear en 1979.

Su escasa permanencia en la formación PSE-EE creada en 1993 tras la fusión de ambos partidos fue achacada a diferencias internas, entre otros, con Mario Onaindia pero también hay quien afirmaba que no podía soportar la ambigüedad del partido respecto a la actividad del GAL.

En 1994, Bandrés dejó de ejercer como abogado y se dedicó a la defensa de los derechos humanos. A partir de entonces, fue desapareciendo del panorama político vasco.

Volvió a ser noticia hace catorce años, cuando sufrió un grave percance cerebral que le dejó físicamente muy disminuido.

Bandrés recibió varios premios, entre ellos, el premio Olof Palme en 1998 y también hay un galardón que lleva su nombre instituido por el CEAR en 2001 para reconocer el trabajo en favor de los refugiados. En 2004 fue homenajeado en su ciudad natal.

La noticia de su fallecimiento llenó ayer noticiarios y teletipos. Políticos de diferentes tendencias loaron su figura. El lehendakari Patxi López lo calificó de «luchador por la libertad que por desgracia no ha podido disfrutar este nuevo tiempo en Euskadi por el que tanto peleó». El candidato a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, lamentó su desaparición prácticamente con las mismas palabras y su compañero de partido, el diputado Txiki Benegas manifestó que fue «un magnífico parlamentario» y que con él «desaparece una de las figuras más relevantes de la política vasca durante la transición».

Los ex-electos donostiarras Odón Elorza y Ramón Etxezarreta también lamentaron la muerte de Bandrés.

Mariano Rajoy envió un telegrama de condolencia a la familia, remarcando el «papel clave en la política española» que tuvo el político donostiarra. En parecidos términos se pronunció Rosa Díez de UPyD. El coordinador general de IU, Cayo Lara, subrayó su «compromiso histórico con las políticas de izquierda y con el diálogo».

Numerosas personalidades acudieron ayer al velatorio. Los funerales se celebrarán hoy, a las 19.30, en la iglesia San Vicente de Donostia.

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