Reconozco que la portavoz de Lakua, Idoia Mendia, se me ha adelantado a la hora de escribir el titular, pero llama la atención que en unos momentos en los que en Euskal Herria el concepto de tender puentes está cobrando fuerzas, el Gobierno de La Rioja, gestionado por el PP, haya decidido hacer una de las suyas y negarse a atender a los pacientes vascos (alaveses y navarros) que acudían a los centros hospitalarios riojanos.

Llama la atención que quienes defienden la España Una y Grande (lo de Libre hace tiempo que se lo dejaron por el camino), los que una y otra vez dan la tabarra diciendo que «todos los españoles son iguales ante la ley y tienen que tener los mismos derechos al margen del territorio en el que vivan», hayan establecido una férrea frontera sanitaria en los puentes del río Ebro.

El presidente de La Rioja, Pedro Sanz, ha demostrado que sus ideas son más antiguas que las icnitas (huellas de dinosaurio) que existen en su Igea natal. Probablemente, a los hadrosaurichnoides igeensis que caminaron por la Era del Peladillo en el Cretácico Inferior no se les ocurriría dejar sin asistencia sanitaria a sus vecinos saltándose a la torera la normativa vigente. Y es que Sanz ha demostrado tener menos sensibilidad que el árbol fósil que hay en su pueblo.

Seguramente, muchos vecinos de Igea acudirán al Hospital de Tutera, ya que la capital ribera está más cerca y mucho mejor comunicada que Calahorra. Y es que pese a la decisión unilateral del Gobierno riojano, Osakidetza y Osasunbidea siguen atendiendo a pacientes del otro lado del Ebro y del Alhama.

En cualquier caso, el PP riojano, que lleva gobernando ininterrumpidamente desde 1995, ha demostrado que eso de la sanidad pública y universal es algo que sólo le interesa para crear conflictos en época de campaña electoral y que no lo concibe como un derecho básico. Aunque entre nosotros también tenemos elementos similares. No hay más que mirar a los planes del Gobierno de Yolanda Barcina para privatizar el servicio de cocina en Osasunbidea. De ahí al copago no hay más que un pequeño paso. Y están dispuestos a darlo.