Copincidiendo con el tercer aniversario de la muerte de Francisco Javier Martínez Díaz de Zugazua por un mesotelioma pleural debido a la exposición al amianto en la multinacional Michelin, ayer se vio la demanda de los familiares de un recargo de prestaciones del 50% por falta de medidas de prevención y seguridad frente al mineral cancerígeno.

La familia denunció a las puertas del Palacio de Justicia de Gasteiz la «judicialización» de las enfermedades profesionales y consideró «escandalosa la tortura a la que nos vemos sometidos por las empresas infractoras de la legislación preventiva del amianto, que ha causado tanta muerte».

En la vista judicial quedó demostrado, de nuevo, que Michelin no estableció «ningún protocolo ni medida de seguridad» para evitar el contagio de los trabajadores.

Varios testigos reconocieron esos extremos y recordaron diferentes puntos en la empresa en donde se trabajaba con amianto, a pesar de que la Inspección de Trabajo no lo llegó a corroborar con certeza, según explicaron a GARA familiares del ex trabajador, quien falleció en 2008 después de haber trabajado 34 años en la planta de Michelin.

También denunciaron que «hoy, después de tres años del fallecimiento de mi hermano, en la empresa se sigue sin realizar una vigilancia específica a los trabajadores para prevenir las enfermedades relacionadas con el amianto».

«Venir a juicio contra una multinacional está siendo muy duro, pero gracias a los testimonios de los compañeros de trabajo, a los delegados de prevención de Michelin y a la Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi (Asviamie), que nos están apoyando desde el principio, nos sentimos más arropados y con fuerzas para seguir hasta el final», añadieron.

Reconocieron que «nuestro objetivo es que Michelin sea condenada, no sólo por haber provocado la muerte de Javier, sino para que abra el camino a futuras víctimas porque, por desgracia, sabemos que se producirán. Así está ocurriendo en las factorías de Michelin en Francia, que de tres años a esta parte se han multiplicado las enfermedades relacionadas con el amianto».

En la vista quedó claro que se utilizaba el mineral cancerígeno como aislante en los calorifugados, en las tapas, cubas, hornos, tuberías, válvulas, bridas, etc y, también en las operaciones de soldadura «desprendiéndose y esparciéndose las fibras por el ambiente que era respirado por los trabajadores».

A quienes estuvieron en la vista les sorprendió la encedida defensa del abogado de Michelin utilizando un «sorprendente» informe que Osalan realizó para la multinacional en el que se concluye que «la exposición al amianto en las instalaciones de Michelin no es mayor que en cualquier vía de circulación de Vitoria, por lo que es difícil buscar su culpabilidad».

Los trabajadores presentes ese informe y recordaron que tanto Osalan como la Inspección de Trabajo «no vieron amianto en un comienzo en Michelin, aunque los trabajadores estábamos en su contacto durante mucho tiempo en cada jornada de trabajo». Los familiares criticaron también esa actitud y recordaron que, «en vez de perseguir a las empresas que incumplen la legislación, nos obligan a deambular ante los juzgados».