El mismo día en el que los populares sugerían que, si por ellos fuera, Amaiur tendrá grupo propio en el Congreso cuando las ranas críen pelo, el PSOE prestaba cinco senadores al PNV para que formase el suyo en la Cámara Alta. Como son necesarios diez parlamentarios para constituir el grupo y seis para mantenerlo, uno de los socialistas tendrá que quedarse a vivir con los nacionalistas vascos. El ejemplo es bastante ilustrativo de la discrecionalidad con la que se cumplen los reglamentos.

(...) Basta con echar un vistazo a los precedentes para concluir que negarles grupo propio sería tanto como aplicarles a la vez el reglamento y la ley del embudo. ERC y el PNV ha dispuesto de grupo en una situación semejante a la de Amaiur y, rizando el rizo, Coalición Canaria tuvo el suyo con sólo dos diputados gracias a la colaboración del PP. Tan flexible se ha sido que en la pasada legislatura se admitió que IU y ERC sumaran su porcentaje de voto al del BNG, antes de que los dos diputados gallegos regresaran al grupo Mixto. Aquí se han hecho capas con sayos y todo un fondo de armario, y ello con el aval del Tribunal Constitucional que, con buen criterio, ha preferido siempre dar más voz a bajar el volumen.

Amaiur ha cumplido las mismas exigencias legales que el PP para presentar sus candidaturas. Sus diputados tienen derecho a exponer sus criterios en la tribuna con arreglo a su representatividad, a recibir los mismos medios materiales que otras formaciones y a que, en su favor, se retuerza la norma hasta que cante flamenco, como se ha hecho con el resto.