Crónica | Declaración en el Palacio de Aiete
Aiete, campamento base para la búsqueda de la paz y la libertad
En compañía de los firmantes del Acuerdo de Gernika, la izquierda abertzale volvió a dar ayer otro paso unilateral al defender la necesidad de reparar, recordar y conocer la verdad sobre todas las victimas, también aquellas que le acusan directamente de su dolor.
Iñaki IRIONDO
Fue en la Casa de la Paz de Aiete, convertida en campamento base de la búsqueda de la normalización desde la Conferencia Internacional celebrada justo ayer hace dos meses. No es casualidad que Rufi Etxeberria pusiera voz y cara al reconocimiento del sufrimiento que las múltiples violencias, también la de ETA, han causado, y mostrara su pesar a los familiares de los fallecidos y a los directamente afectados. La AVT corrió a hablar de «paripé» y el PP a reclamar peticiones de perdón. Dicen que todavía queda mucho camino por andar. Es cierto. Pero ayer la izquierda abertzale dio un paso más, mientras que todavía se está a la espera de que den alguno aquellos que aún no reconocen a todas las víctimas de las múltiples violencias, también las causadas por los estados.
La elección de lugar para hacer la declaración tampoco es casual. Pretendía ser un símbolo en sí misma, pero condicionó el formato del acto. No hubo espacio para el público, como en los organizados en Gernika, puesto que los firmantes del Acuerdo y los periodistas ya llenaban la sala donde el 17 de octubre Kofi Annan presidió la Conferencia Internacional.
Aun así, con la Declaración de Derechos Humanos colgada de las paredes en cuatro idiomas, los organizadores quisieron poner también algo de poesía y música que rompiera las rigideces de toda declaración política. El poema «Aritmetika ariketak» de José Luis Otamendi y el sonido del violín se encargaron de ello.
Luego llegó la prosa. Y las palabras de ayer le seguirán más adelante otras. Pasos hacia a la cumbre de la sociedad libre reclamada desde el campamento base de Aiete.