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«Creo en el artista, en la persona que tiene su punto de vista y lo expresa sin cortarse una oreja»

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Javi P3z

Voz y guitarra de Triz3ps

Triz3ps es el nuevo proyecto de Javi P3z, un polifacético y original compositor, músico, disc jockey y programador de eventos donostiarra. Un todoterreno que ahora ha optado por un proyecto más natural, lleno de sentimientos y en el que deja a un lado todo lo electrónico, en la medida de lo posible, claro. Junto a él trabajan Alberto Bosch, antiguo miembro de Parafünk, y Oriol Flores, de Delicatessen.

Maddalen LARRINAGA | DONOSTIA

Impresiona cómo una persona puede abarcar tantos aspectos de una misma industria, la músical. Pero Javi P3z siempre ha buscado cosas nuevas, proyectos, retos... lo suyo es investigar y expresar, esa es su palabra clave. Ahora vuelve a la realidad grupal con «Triz3ps» (Nocd-Rekords), el disco que toma su nombre de su nuevo trío, algo más «real» y acústico, tras dejar a un lado todo lo electrónico, lo que ya ha «quemado».

Tiene nuevo proyecto entre manos, el grupo Triz3ps. ¿Tiene también nuevos sueños?

Nuevas ilusiones y sueños realizados más bien, porque al final hacer un disco hoy en día es un sueño. Estamos volviendo a cuando yo saqué mi primer disco, en el 93: había una canción que se llamaba «El milagro de la demo», porque primero hacías una demo, una maqueta, y luego te editaban un disco. Esta volviendo a pasar lo mismo, porque grabar un disco es un sueño realizado.

¿Qué es Triz3ps? ¿A qué suena?

Para empezar, Triz3ps es un grupo, no solo soy yo, aunque nunca vienen mis compañeros y yo soy el portavoz ahora mismo. En mi trayectoria he hecho muchas cosas con electrónica, samplers... Pero ha llegado el momento de buscar todo lo contrario por la saturación que veo que hay en ese sentido. Siempre he ido buscando el reto y ahora era el momento de volver a hacer un grupo más clásico, un powersoul trío como los de los 60 y 70, que está más dedicado a los sentimientos, al alma, no es tan cañero. Busca cosas más reales, tocando la fibra del corazón... Hablar sin tapujos de las cosas aunque estés enfadado o contento. Suena a sentimiento, alma, suena a soul, a buscar la fibra de las cosas, a quitar lo que es artificial.

¿Y cómo se digiere algo sin electrónica en una era digital?

¡Las incongruencias! (ríe). Creo que tenemos que volver a las cosas más reales. Vivimos en un mundo muy ficticio y veo una saturación del mundo digital. Aunque trabajas en ese mundo, porque editas en digital. La grabación se ha hecho en digital por ejemplo, aunque queríamos haberla hecho en analógico. Lo que buscábamos era tocar los instrumentos, sentirlos y expresarse con la energía que da tocar en directo y cantar. No que una máquina te ponga todo muy bonito, maquillado. Ése es el reto, volver a la realidad.

Los tres miembros de Triz3ps tienen una amplia trayectoria a sus espaldas y cada uno en su propio estilo. ¿Cómo se sienten tocando juntos?

Muy bien. Nos compenetramos y elaboramos las canciones entre todos. Yo llevo mis cosas hechas con la guitarra y voz y entre los tres acabamos los temas. Las canciones sin los tres no serían así, son como son porque somos un trío. Oriol hace su trabajo en la batería, Alberto en el bajo... Incluso en la estructura de la canción, todos tomamos opinión.

Lleva muchos años trabajando en la música. Ha participado en diferentes grupos, ha pinchado en solitario... ¿Ha evolucionado desde Parafünk, por ejemplo?

Estamos haciendo una vuelta a las raíces. Bueno, en Parafünk usábamos máquinas, ahora ya ni eso. Vamos hacia algo más puro, más real, dejando lo eléctrico. El siguiente disco será igual uno acústico, y el siguiente puede ser super electrónico, no lo sé. Lo importante es buscar lo que nos apetezca hacer y expresar en ese momento.

En estos años ha tocado casi todas las ramas dentro del mundo de la música. ¿Le queda algo por hacer?

Confío en que sí. Siempre he ido buscando cosas, nuevas formas. Para mí volver a lo que hacía en los 80 es buscar otra vez muchos sentidos de las cosas. Creo que para reinventarse hay que hacer una visión de todo lo que has hecho. Lo que sí está claro es que me gusta expresar emociones. Para mí, eso es la música. La música de ruiditos y la comercial y exclusivamente para divertir no me dice gran cosa. Creo en el artista, en la persona que tiene su punto de vista de las cosas y lo expresa, esa es la expresión total del artista, sin tener que cortarse ninguna oreja. Vivir de ello es otra historia, harto complicada. Pero, cuanto más hobby sea, mejor. Tener un trabajo y luego tus tres horas para expresarte puede que sea el futuro del arte.

Novophonic era el sello discográfico que sacó en los 90. ¿Sería posible hacerlo hoy en día?

Fue un experimento muy bueno en cuanto a conocer los entresijos de la industria. Pero, yo, personalmente, no tendría energía para hacerlo ahora. Creo que no es buen momento para sellos discográficos, al contrario que aquella época, que todavía no había explotado lo digital; ahora el mundo internet se lo come todo. Si en aquella época ya era raro sacar vinilos, ahora ya...

Usted tiene una larga trayectoria en esto de la música. ¿Cómo ve el panorama musical en Euskal Herria en la actualidad? ¿Diría que estamos mejor o peor que hace diez o veinte años?

Que hace veinte, mejor; que hace treinta, muchísimo mejor. Creo que hay un montón de grupos, de conciertos... la gente puede autogestionarse sus cosas. Lo que sí es cierto es que se vende menos. Luego está el público en general, que lo que quiere es música de entretenimiento. Estamos viviendo una época en la que la música ha perdido su valor. Hay una masificación. Creo que internet tiene mucho que ver: las descargas, el ADSL sobre todo, el acceso masivo a los datos. Pero el asunto es hacer cosas, expresarte, no amedentrarse.

¿Cuál es su mejor recuerdo?

Tocar en el Kursaal con la orquesta fue algo muy bonito, porque fue una demostración de «hasta aquí hemos llegado». Publicar los primeros discos con Novophonic también fue muy bonito. Y toda la gente que he conocido. Pero para mí lo más importante es tocar, estar encima de un escenario y tener la suerte de expresar lo que quieres decir. Me parece un lujo.

También estuvo pinchando en el bar donostiarra Etxekalte.

Fue una etapa, tal vez demasiado larga. Pinchar es divertido, pero al final cansa y crea mucho estrés estar al día de lo que suena. Me sigue gustando, pero tener que vivir de eso es muy duro. El mundo de la noche es horroroso.

Otro de los proyectos donde se ha metido es la creación de las bandas sonoras de películas como «Aupa Etxebeste!», «Bertsolari» o varias teleseries.

Sí, soy muy colega de Telmo Esnal y Asier Altuna. Es maravilloso hacer bandas sonoras, pero es muy complicado, es un nivel musical alto y no es un proyecto tuyo. Te involucras en él, pero no es tuyo. Yo estudié Imagen y Sonido y tengo la espina de hacer mis cortos, pero siempre me he dedicado a la música porque es más sencillo que andar con un equipo de veinte personas con cara de perro (ríe).

¿Qué música le gusta?

La música negra ha sido muy importante, pero también he escuchado mucha blanca. Escucho mucho música clásica, de películas, de todas las épocas, países... Soy un melómano, cualquier música me gusta y la aprecio. La música es cultura, cultura de un sitio.

¿Tiene alguna canción que pueda considerar «de mesilla de noche»?

Hay un disco de Ben Wat, «North Marin Drive». Es un trabajo que me identifico mucho con él. Es mi disco de mesilla.

«El público donostiarra es receptivo y aprecia las cosas bien hechas»

Triz3ps presentaron su disco en el Teatro Victoria Eugenia de Donostia el pasado jueves, y ayer inauguraron junto a Anari y Gari la nueva casa de Cultura del barrio donostiarra de Intxaurrondo. En un concierto promocional del disco, repasaron temas del disco «Epílogo» de Parafünk, ofreciendo un show de hora y media.

Presentó su nuevo proyecto el pasado jueves en el Teatro Victoria Eugenia. Ayer inauguró una casa de cultura también en Donostia. ¿Cómo es el público donostiarra?

Es receptivo y aprecia las cosas que están bien hechas. En la trayectoria que llevo haciendo música y pinchando, me puse muy terco y dije «bueno, hay que poner a la gente a bailar», y la gente lo hizo. Ahora me interesa más que escuchen. Creo que la gente de aquí es muy mirona y también le gusta escuchar. Es participativa en lo que le gusta, si te pones a tocar el tambor enseguida tocan la tamborrada.

La casa de cultura no es un escenario habitual.

Es que si no, ¿dónde tocas en Donostia? No hay muchos clubs donde puedas actuar, pero las casas de cultura o los teatros son institucionales y son los sitios donde tocar. De donde nos llamen, iremos.M. L.

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