Sin dar lugar a las sorpresas y siguiendo el guión previsto, Pere Navarro fue elegido ayer nuevo secretario general del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) con el apoyo del 73,06% de los delegados reunidos en el duodécimo Congreso Nacional. El alcalde de Terrassa se impuso por mayoría a Joan Ignasi Elena, el único rival que mantuvo su candidatura hasta el final.

De esta manera, el PSC renueva su cara visible sin romper con la dirección actual, en contra de lo que pedían las voces más críticas, que abogaban por una refundación del partido. Navarro ha sido considerado el candidato de la ejecutiva, sobre todo después de que el viceprimer secretario, Miquel Iceta, retirase su candidatura a las puertas del Congreso.

La única sorpresa de este duodécimo Congreso Nacional la dio el alcalde de Lleida, Angel Ros, que inició su discurso ante el plenario como candidato a dirigir el partido y lo acabó retirando su candidatura y pidiendo el voto para Elena.

A por la Generalitat

Durante las últimas semanas, Ros ya había insistido en la idea de que su objetivo, más que la dirección del partido, era la Generalitat, por lo que muchos han interpretado su retirada como un movimiento para poder presentarse como candidato a President sin el lastre de una derrota en su propio partido.

Pero la verdadera tarea de Navarro empieza ahora, ya que en sus manos queda el futuro de un PSC que busca recuperar su espacio en el mapa político después de un año en que han contado las elecciones por derrotas: hace un año cedieron la Generalitat a CiU, en mayo perdieron las diputaciones y grandes emblemas del poder municipal como Barcelona y, por último, el pasado 20 de noviembre cosecharon los peores resultados en unas elecciones generales.

Con el objetivo de acabar con las luchas internas, Navarro aseguró ayer que presentará una ejecutiva integradora e invitó a Elena a pactar la nueva dirección que los delegados tendrán que aprobar hoy.

Pero más allá de la autocrítica expresada el viernes por el secretario general saliente, José Montilla, todo parece indicar que será una ejecutiva continuista. El rechazo de los delegados a la posibilidad de constituir un grupo parlamentario propio en Madrid así parece indicarlo.