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La creación de un «banco malo» genera dudas en el propio sector

La creación de un «banco malo» que aglutine los activos tóxicos del sistema financiero está en la agenda de Mariano Rajoy, que el martes será nombrado presidente del Gobierno español. Pero esta posibilidad genera dudas en el sector. La Asociación de Banca pone condiciones, Santander, BBVA y La Caixa se oponen abiertamente y para Kutxabank, «hay que estudiarlo».

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Joseba SALBADOR | DONOSTIA

El próximo presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, estaría estudiando un plan para sanear el sector bancario español que incluiría la creación de un «banco malo» estatal para adquirir activos tóxicos y forzar a las entidades financieras a aumentar de forma drástica sus reservas ante impagos, una medida que según algunas fuentes podría costar al Estado más de 100.000 millones de euros, el 10% del PIB.

La Asociación Española de Banca (AEB) no se opone a esta posibilidad, aunque lo condiciona a que estas entidades desaparezcan mediante la absorción por otras de mayor solvencia, ya sean españolas o extranjeras. El secretario general de la asociación, Pedro Pablo Villasante, considera que su creación no deja de ser un «esquema de ayuda», por lo que condiciona esta iniciativa a que la entidad beneficiada se reestructure y sea absorbida por otras que faciliten su viabilidad.

El portavoz de la AEB argumenta que lo importante no es «ayudar» a una entidad financiera determinada, sino más bien al «conjunto» del sistema financiero, y cree que la «condicionalidad» de estas ayudas será mayor en el caso de proceder del Estado.

Villasante subraya que el concepto de banco malo es «complejo», y defiende su tesis refiriéndose a que el sistema financiero dibuja una tendencia de consolidación a través de fusiones. «La consolidación es natural y puede ser positiva», afirma.

Quien sí se ha opuesto abiertamente a ello es el presidente del Banco Santander, Emilio Botín. En un acto celebrado el viernes en Cantabria, señaló que crear un banco malo no es la solución al problema, porque no reactivará la concesión de crédito para familias y empresas, y cargará con los costes de la reestructuración de la banca a los españoles.

«El banco malo no me gusta, creo que no es la solución. Sería hacer una cosa que le va a costar dinero al contribuyente y no solucionar que se den los créditos», sostuvo el presidente del primer banco español, al tiempo que expresó su convencimiento de que el futuro Gobierno que presidirá Mariano Rajoy «lo hará muy bien».

«Hay que ir por otro camino, hay que terminar la reestructuración y dejar el banco malo», enfatizó Botín, partidario de que el Banco de España intervenga las entidades inviables con problemas graves de solvencia y las devuelva al sector privado a través de procesos competitivos de subasta, como el llevado a cabo con la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), finalmente adjudicada al Banco Sabadell por el precio simbólico de un euro y tras recibir ayudas de 5.200 millones de euros.

También se oponen BBVA y La Caixa, ya que al tratar por igual a todas las entidades, no se discrimina «a los que lo han hecho bien de los que lo han hecho mal», sino que se mete a todos en el mismo saco.

Estas entidades defienden que este vehículo no debe ser ni obligatorio ni indiscriminado, sino que debe destinarse únicamente a las entidades que lo necesiten, que deben «retratarse» si acuden en busca de su ayuda.

Sin coste para el Estado

Quien se mostró más partidario de la creación del banco malo era el presidente de BBK y Kutxabank, Mario Fernández, quien declaraba en una entrevista a una emisora de radio que el Gobierno español «debe estudiar» muy seriamente las «ventajas» de crearlo porque, «si se hace bien», no tendrá «un coste para el presupuesto público».

Fernández se mostró convencido de que la constitución de un fondo para la reestructuración de los activos financieros es «un tema a estudiar». Según recordó, en algunos países de Europa «de estos que presumen de que su sistema financiero es mejor que el español», como Alemania, se constituyó un banco malo «en virtud del cual,  determinados activos salen de los balances de los bancos y se colocan en un banco público».

Para el presidente de Kutxabank, «es un tema que el Gobierno debe estudiar» porque, aunque «hay fórmulas alternativas para conseguir el mismo objetivo, merece la pena estudiar, en serio, las ventajas de un  banco malo, que recibe determinados activos. Creo que, además, se puede hacer, si se hace bien, sin que esto tenga un coste para el presupuesto público y, por lo tanto para los ciudadanos. Y hay experiencias que merecen la pena estudiar», indicó.

Sin referirse directamente al «banco malo», el presidente de Kutxa, Xabier Iturbe, en un acto de la Fundación de las Cajas de Ahorros, exigía al Banco de España que actúe para culminar la reestructuración del sector financiero y «no prolongar la agonía de las entidades que no aguantarán» los problemas en los que lleva inmerso el sector desde hace tres años y que amenazan con convertirse en una «tormenta perfecta en 2012».

«Es el tiempo de distinguir entre quienes lo han hecho mejor y peor y que el regulador actúe en consecuencia. No podemos perder más tiempo en esta carrera de obstáculos», subrayó el presidente de Kutxa, quien denunció también el actual «caos normativo», que lastra las decisiones de las entidades.

Iturbe destacó la deuda privada y pública como primer problema del sector, que achacó a la falta de confianza desatada en los mercados, «asustados» ante la «falta de acuerdo» de los políticos, que se han mostrado incapaces de alcanzar una «visión común» de Europa, «o por lo menos coordinada».

Esta situación, añadida a la falta de liquidez, aboca al sector a un «gravísimo problema de caída de los márgenes» de todas las entidades que, de continuar, abocará al sector a un «inminente colapso» del sistema por falta de rentabilidad del negocio.

Por otro lado, Iturbe reconoció que las medidas de ajuste son necesarias, pero si no se incentiva al mismo tiempo el emprendimiento se producirá una «jibarización» de la economía española.

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