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El nuevo cine rumano sedujo a la Berlinale con el drama generacional «Si quiero silbar, silbo»

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M.I. | DONOSTIA

La ópera prima de Florin Serban obtuvo en la Berlinale el premio Especial del Jurado, confirmando así que el fenómeno del nuevo cine romano no ha sido flor de un día. Hay que aclarar que el proyecto se debe al impulso del cineasta Catalin Mitulescu, que ya cuenta con el reconocimiento crítico por su película «Cómo celebré el fin del mundo». Él es el autor del guión de «Si quiero silbar, silbo», un texto para el que se documentó previamente visitando correccionales de menores y conversando con los jóvenes reclusos.

Esas visitas las hizo en compañía de Andrea Valaan, autora de la obra teatral en la que ahora se ha basado la película del debutante Florin Serban, cuyo estilo está muy influido por el de Gus Van Sant. Tanto es así, que «Si quiero silbar, silbo» guarda puntos de contacto con «Elephant», en todo lo concerniente a la escenificación de la violencia generacional, llegando a utilizar también la cámara en mano para seguir los movimientos del protagonista por detrás suyo.

La cinta transcurre en el interior del correccional, donde un chico que está a punto de obtener su libertad se enfrenta a una dura prueba que hipotecará su futuro.

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