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Meryl Streep: «`La dama de hierro' demuestra que nadie es de acero»

Meryl Streep, que encarna de manera magistral a Margaret Thatcher en «La dama de hierro», cree que el filme sobre la ex primera ministra británica evalúa el coste emocional de sus decisiones y demuestra que «nadie es de acero». La actriz estadounidense es una firme candidata a ganar una estatuilla por su interpretación en esta película dirigida por Phyllida Lloyd y con el guión basado en la autobiografía escrita por la hija de la popular líder conservadora.

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Es, seguramente, la película más esperada del año y que apunta directamente a los Óscar. Con motivo de su estreno en el Estado español y en Gran Bretaña, la actriz Maryl Streep, quien encarna a la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, admitió ayer a una entrevista con Efe que lo que más le interesó del filme es que se trata de una mujer que está al final de su vida y sopesa las decisiones que tomó y el coste emocional que todo ello supuso.

«No mucha gente tiene ese hierro y la ironía del título (del filme) es que nadie es de acero, todos lamentamos cosas, al final de nuestra vida evaluamos el coste de las decisiones que tomamos, esa es la parte que me interesaba», afirmó la actriz estadounidense.

Vestida con una blusa azul, el color del conservadurismo de la que fuera primera ministra entre 1979 y 1990, Streep habló de manera apasionada y pausada del personaje que le tocó interpretar, si bien admitió que no compartía sus ideas políticas.

Pese a todo, el filme le ayudó a valorar el «tamaño» de la hazaña de Thatcher en un mundo dominado por hombres.

«La desdeñaba, no compartía sus políticas, anticuada, amiga de Reagan, todo lo que no me gustaba, no me interesaba», dijo Streep molesta y pasándose la mano por el pelo, casi con rabia, al mencionar al expresidente estadounidense Ronald Reagan.

Aunque «La dama de hierro» ha recibido críticas por el guión, es la interpretación que hace Streep de Thatcher -a la que imita casi a la perfección- lo que más atrae, por la capacidad de la actriz para transmitir las emociones y la personalidad de una mujer controvertida, odiada y adorada a partes iguales.

Se trataba de mostrar, explicó, «el final de su vida y mirarla a través de las lentes de una mujer que rompió moldes» y «ver su vida a través de sus propios ojos al final de la misma, cuando ella hace su propio análisis, un análisis emocional del coste de las decisiones».

Es una película «subjetiva, no una biografía, no aborda una verdad objetiva de los eventos que sucedieron en sus años en el poder. Es una historia íntima de una persona», agregó.

Los críticos no dudan en anticipar un Óscar para Streep porque imita casi a la perfección la voz, el movimiento del labio inferior y toda la autoridad que hizo famosa a la política conservadora, si bien la actriz admite que no tuvo mucho tiempo para preparar su interpretación por razones familiares.

Al ser preguntada por si siente que tiene algo en común con Thatcher, Streep responde que comparte algo del carácter «implacable» de la exlíder del Partido Conservador, pero nada comparado con su capacidad «para la lectura y para absorber información».

Además, a Streep le interesó ver cómo fue la caída de Thatcher y recordó cuando casi humilló a Geoffrey Howe -el que fuera su ministro de Economía, Exteriores, Líder de la Cámara de los Comunes y al final adversario político, interpretado por Anthony Head- durante una reunión de gabinete al detectar faltas de ortografía en un documento que le había presentado.

La escena de Howe retrata bien a una primera ministra al final de su carrera política. «Demasiado Thatcher», dijo Streep al referirse a la seguridad personal que tenía ya la «prime minister».

«Cuando reducimos a nuestro adversario a algo menos que estatua humana entramos en un terreno muy peligroso», sentenció.

El Óscar es para Meryl Streep

Meryl Streep lleva mucho tiempo sin ganar un Óscar. Las dos estatuillas doradas de su carrera las consiguió hace tres décadas por «Kramer contra Kramer» y «La decisión de Sophie». Desde entonces ha hecho cantidad de papeles mucho mejores hasta convertirse en la número uno de Hollywood. Acumula ya un total de 16 nominaciones, que, con la de «La dama de hierro», serán 17. Parece que va siendo hora de que esas expectativas, aplazadas una y otra vez, se confirmen definitivamente. De momento ya está nominada a los Globos de Oro como Mejor Actriz, a la vez que le empiezan a caer los premios de la crítica que tanto suelen influir en los miembros de la Academia. Mikel INSAUSTI

Estreno

Dirección: Phyllida Lloyd.

Guión: Abi Morgan.

Producción: Damian Jones.

Intérpretes: Meryl Streep, Jim Broadbent, Richard E. Grant, Iain Glen, Anthony Head.

Fotografía: Elliot Davis.

Música: Thomas Newman.

País: Gran Bretaña, 2011.

Duración: 105 minutos.

CONTROVERSIA

La película ha estado precedida de una enorme espectación y controversia y, según confirmó su directora, los hijos de Margaret Thatcher no quisieron ni colaborar con la producción ni asistir a la proyección de la cinta ya terminada.

Una perfecta caracterización como «La dama de hierro»

«The Iron Lady» es una película hecha para el lucimiento exclusivo de Meryl Streep, que hará las delicias de los amantes de las grandes interpretaciones. Quienes, por el contrario, esperen un retrato crítico de la mujer que gobernó Inglaterra con mano de hierro pierden el tiempo. La realizadora Phyllida Lloyd evita el análisis político y humaniza a tan odiada personalidad histórica, desde el punto de vista de la pérdida del poder y su efecto sicológico en la vejez.

Hay películas conducidas por su actor o actriz principal, y en las que la labor de dirección parece un simple acompañamiento del recital en cuestión. Al encarnar a una mujer conocida por su condición de líder político, Meryl Streep focaliza más que nunca la atención en «La dama de hierro», mientras que la realización de Phyllida Lloyd queda en un segundo plano. Cierto es que había dirigido antes a la oscarizada actriz en «Mamma Mia!», pero se trataba de la adaptación de un musical. Tras dicha ópera prima, Phyllida Lloyd solamente ha hecho para el cine una versión del «Macbeth» de Shakespeare, a partir de la ópera de Verdi. Por lo tanto, «La dama de hierro» es su primera experiencia cien por cien cinematográfica, y sin el apoyo de conexiones con su formación como directora teatral.

El guión de la televisiva Abi Morgan huye de la crítica o el análisis político del thatcherismo, al trazar un retrato del personaje humano oculto tras la imagen pública de la que fuera Primera Ministra de Inglaterra. Para ello parte de su situación actual, ya retirada y aquejada de una demencia senil. Desde tal perspectiva los recuerdos se transforman en los fantasmas de su residencia en Chester Square. La octogenaria protagonista conversa con su difunto marido, interpretado por Jim Boradbent, y se remonta con él a su época de juventud y a los inicios de la escalada al poder.

Para encarnar a Margaret Thatcher en sus diferentes etapas Meryl Streep cambia la voz hasta en tres ocasiones, lo que solo se puede apreciar en la banda sonora. El primer cambio llega en la fase en que, como sucedía en «El discurso del rey», debe prepararse para la oratoria. Así, modifica un molesto y agudo registro para hacerlo más grave y solemne. Una fuerza que se pierde ya en la vejez, periodo en el que la actriz sabe fingir una voz debilitada y representativa de su estado de confusión, en cuanto consecuencia de una inevitable decadencia vital. Mikel INSAUSTI

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