Una semana y noventa minutos de competición después de que sonaran las campanadas, el Athletic no ha podido celebrar el cambio de año con victoria. Le toca intentarlo en el Coliseum Alfonso Pérez donde el triunfo, en caso llegar, sería doblemente novedoso. No en vano el equipo rojiblanco nunca ha ganado allí en visita liguera.

También doblemente, o más, satisfactorio. Porque la cita tiene cierto sabor a examen. Los resultados acompañan al Athletic últimamente -aunque las tablas se repitan, quizá, en exceso- pero todos los encuentros han tenido su aquel. En Copa porque los rivales eran de Segunda B y por la misma esencia de la competición, en la Europa League por lo poquito que había en juego en París, en Liga porque los rivales a los que se ha enfrentado en el último mes de competición llegaban con el agua al cuello... Prácticamente desde aquel encuentro de gratísimo recuerdo en el Sánchez Pizjuán, la escuadra bilbaina no se ha enfrentado a un equipo al que pueda equipararse en objetivos o trayectoria.

Lo hará esta tarde. Así lo dice la clasificación, con apenas tres puntos de diferencia entre Athletic y Getafe. Y también la andadura de los azulones en su estadio, donde sólo han hincado la rodilla en una ocasión -frente al Rayo, el equipo teóricamente más débil de los que lo han visitado- y donde, sin ir más lejos, derrotaron al mismísimo Barcelona. Un detalle, este último, muy a tener en cuenta por el equipo de Marcelo Bielsa: la escuadra madrileña es de las que sabe frenar y golpear a rivales ofensivos y ambiciosos.

El técnico rosarino reconoce que le «gusta jugar contra rivales que nos ataquen, que nos obliguen a defender, que no únicamente nos obliguen a atacar porque no nos atacan» y, pese a ese precedente, parece incluir en este grupo al Getafe, del que destaca que es «un equipo con buenos jugadores, con buen trato del balón, que tiene tendencia al juego elaborado».

Pero al margen de las características del rival, Bielsa admite que lo importante es la victoria. «Siempre, sin que haga falta ningún aliciente». Y más aún cuando la clasificación puede estar a punto de definir las metas de cada uno. «Si uno aspira a una posición, lo conveniente es estar dentro o cerca lo más rápido posible. Nosotros ya hemos dado muchísimas concesiones a la búsqueda de ese objetivo y no deberíamos seguir acumulando mensajes en sentido contrario de las legítimas aspiraciones que tiene el equipo», subrayó.