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Nada cambia: sin fútbol, pero igual de rocosos que en 2011

El aspecto defensivo es lo único que se salvó de una escuadra rojilla que volvió a mostrarse plana de medio campo hacia adelante, sin bandas y sin enganche en el juego ofensivo. La escuadra navarra afronta ahora un tramo liguero en el que jugará tres partidos consecutivos en El Sadar, cuya inviolabilidad solo será posible seguir manteniendo si el equipo varía sus prestaciones.

Natxo MATXIN

Se esperaba algo más de Osasuna para este inicio liguero de 2012. Es cierto que el equipo sigue sumando, pero ello es merced a que no se descompone pese a las ocasiones que le pueda generar el rival. Es el mayor mérito de los de Mendilibar, esa sensación de conjunto rocoso frente a la adversidad.

Porque, como en el Camp Nou, los rojillos flaquearon a la hora de combinar de medio campo hacia adelante y sus llegadas fueron escasas y sin peligro. El trabajo de los de Mendilibar se centró, sobre todo, en el apartado defensivo, achicando espacios y con un Andrés como último guardián de la llave encarnada.

Ni la media punta, aunque Timor entró más en juego a medida que avanzaba el choque, ni los carriles tuvieron protagonismo. Pudo tener algo de culpa la inicial estrategia del de Zaldibar, cambiando a sus hombres de banda -Ibrahima y Lamah- en los flancos contrarios.

Al internacional belga se le vio absolutamente descolocado, fuera de sitio y ya pareció no encontrarlo el resto del partido. Ni se pueden contar las ocasiones en las que se fue de su par. Ibrahima, tres cuartos de lo mismo, aunque a su favor estuvo el que buscó el marco contrario cuando tuvo oportunidad, en contadas veces.

La realidad es que tampoco les llegaron balones en condiciones, pues Timor apenas lo vio y los pivotes se entregaron al trabajo defensivo. Cuando se esfrascaron en salir con el cuero para generar fútbol estuvieron muy imprecisos, perdiendo pelotas muy comprometidas que, a la postre, no costaron ningún disgusto.

Este podría ser el resumen de una derrota, pero ahora mismo el mayor valor de este Osasuna es que se mantiene sólido ante la tempestad. Las acometidas locales no hicieron variar su disposición en el campo ni pusieron nerviosa a una línea defensiva que lo achicó casi todo y que encontró en su portero al mejor valedor de los intereses rojillos cuando los zagueros se vieron superados. Todo le va de cara a la escuadra navarra, cuya mejor noticia es que sigue sumando.

Ahora el equipo debe acometer una tríada consecutiva de partidos en propio campo -Racing, Valencia y Atlético- para los que está claro que deberá mejorar sus prestaciones porque la fortuna o acierto del guardameta no dura toda la vida. Se trata de un tramo de campeonato muy importante, que puede asentar la posición de los de Mendilibar en la parte noble de la tabla o acarrear más dudas. La inviolabilidad de El Sadar puede decir mucho para lo que queda de enero en beneficio de los rojillos.

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