Raimundo Fitero
Bipolaridad
El espectáculo que están ofreciendo públicamente los autodenominados socialistas, en estos días de celebración en Sevilla de su trigésimo octavo congreso, no parece ser una muestra de esperanza para el futuro. Las descalificaciones entre las partes comparecientes para hacerse con las riendas del poder de ese partido que anda a la deriva, no pueden considerarse como muestras de democracia interna sino como una visualización de los intereses grupales, de las camarillas, del acceso a las cúpulas para provecho propio. Dicen que todo depende de las próximas elecciones andaluzas, que se hace en Sevilla para arropar al candidato a presidente de Andalucía, pero lo cierto es que visto desde fuera, gane quien gane, la pérdida de credibilidad aumenta.
Han decidido que sea una lucha entre dos ex-ministros: Carmen Chacón, catalana de origen andaluz, la que más veces ha gritado ante las cámaras ¡Viva España!, y Pérez Rubalcaba, un ex de tantas cosas durante tantos años en el poder que parece guardar la esencia de la corrupción, de la supervivencia. Dicen los exégetas que Chacón representa la ala más de izquierda. Quizás quieren decir menos de derechas. Y Rubalcaba el centro-derecha puro. Es decir, nada, solamente cambiar un poco el estilo para hacer exactamente lo mismo. Ambos hablan de cambio. O de recambio. Pero es simplemente cambio de cartelería. No han transmitido ni media idea. No proponen nada a la ciudadanía, se trata de dirimir sus ambiciones propias, sus ansias de poder. Quizás sea una lucha desigual, o una lucha generacional, o conceptual, o de género. Pero todo es superficial.
El ex-bellotari, esa cabeza tan lustrosa de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ha dicho la frase gloriosa: «Chacón es Zapatero con faldas». Quizás se le podría responder desde la otra parte que «Rubalcaba es González sin pelo». A ese partido tan desnortado le esperan malos tiempos televisivos. Que aprovechen este fin de semana, porque después vendrá la dureza de la campaña de las andaluzas y como pierdan, el ostracismo total. Como el que viven los demás. Apostar por esta bipolaridad mal asumida, va a provocar heridas de difícil diagnóstico. Mañana la solución temporal.