El veterano cantante, compositor y guitarrista Rosendo Mercado (Madrid, 1954) no pudo estrenar mejor la gira de pequeño formato que le llevará los próximos meses por media docena de teatros. Lo hizo en un teatro Victoria Eugenia, en Donostia, con el aforo entregado, pese a que la noche del pasado jueves el frío siberiano animaba poco o más bien nada a salir de casa.

Que nadie se lleve a engaño, el de Carabanchel no tira por lo acústico. Bajo, batería y él, con su guitarra y su sempiterna melena, suenan igual de eléctricos, aunque es cierto también que para este formato ha optado por rescatar baladas y temas más lentos de su repertorio, junto a versiones redondas como la reggie «El pulmón». El retorno de Rosendo a las tablas es un guiño a su quinta, un poco «perezosa» para acudir a festivales y grandes aglomeraciones. Y ese paso del tiempo saltaba a la vista en el Victoria Eugenia, en la edad media del público (aunque también había jóvenes y hasta algún niño), pero sobre todo en que la antigua luz de los mecheros había sido sustituida por las pantallas de los móviles de última generación que grababan en gran número al antiguo componente de mítico grupo Leño.

«Rosendo, Rosendo» y «Rosendo, eres grande» fueron coreados por un aforo de incondicionales, ante los que prometió estar agradecido y, tras hora y media intensa de concierto, volvió con dos bises más ante un teatro en pie. Alguno hasta se desprendió de la camiseta, negra por supuesto, para celebrar que el rock no envejece, mientras la agitaba en círculos.

El de Carabanchel cerró el estreno de su gira con una canción que nunca puede faltar: «Maneras de vivir», el tema de Leño convertido en un himno con el paso de los años. Fuera del teatro, el frío era polar; pero llevábamos las tripas bien calientes con una intensa cena de rock and roll. Larga vida.