UPV-EHU y ecologistas cuestionan la calefacción central de Zorrotzaurre
La UPV-EHU y Ekologistak Martxan han presentado ante el Consistorio bilbaino sendas alegaciones al Plan Especial de Zorrotzaurre en las que, entre otros aspectos, cuestionan la central térmica de cogeneración que la comisión gestora pretende construir en Sarriko, junto a dependencias universitarias y viviendas de protección que se proyectan, así como cerca de las que ya existen. Achacan al proyecto numerosas irregularidades y escaso nivel de planificación.
Agustín GOIKOETXEA | BILBO
La Comisión Gestora de Zorrotzaurre y el Ente Vasco de Energía llegaron en 2010 a un acuerdo para construir y gestionar una calefacción urbana o de barrio en la nueva zona de expansión urbana de Bilbo. Lo que llegó a denominarse «calefacción central única» de la futura isla ha generado algo más que asombro si se tienen en cuenta las alegaciones que han presentado al Plan Especial dos entidades tan alejadas como Ekologistak Martxan y la UPV-EHU.
La universidad pública estima que la ubicación donde se pretende emplazar la central térmica de cogeneración perjudica el desarrollo de las nuevas facultades de Derecho y de Relaciones Laborales, que se pretende trasladar del campus de Leioa a Sarriko, así como otros institutos y entidades vinculadas a ellas. No sólo afectaría a la creación de ese campus de las ciencias económicas, jurídicas y sociales, colindante con la parte sur del parque de Sarriko, sino a las actuales infraestructuras.
Ekologistak Martxan va más allá, al incidir que la central del district heating que se levantaría en una parcela de 7.500 metros cuadrados, estaría junto a las viviendas de protección que se edificarán en la futura isla y muy próxima a los bloques de pisos actuales.
UPV-EHU desvela que tras la decisión de implantar este sistema se esconde «una necesidad autogenerada por el propio plan», al trazar «extrañas» formas «en H a los edificios que hace inviable la instalación de paneles solares en sus cubiertas». Tampoco pasa por alto, tal y como se recoge en sus alegaciones, la distancia entre los edificios a los que dará servicio y la planta, por lo que habrá una pérdida de calor en el traslado del agua del entorno de San Inazio-Deustua a la isla a través de los dos puentes proyectados.
No quedan ahí los inconvenientes, pues denuncian que la central será un foco de contaminación, con gases y ruidos, que cuestiona la viabilidad de la ampliación del campus de Sarriko.
El documento de Ekologistak Martxan es aún más contundente que el de la universidad pública. En primer lugar, constata que la Evaluación Conjunta de Impacto Ambiental (ECIA) de todo el plan «está redactada con años de anterioridad» al documento urbanístico aprobado por el Ayuntamiento, por lo que este carece de ECIA y «por lo tanto es nulo de pleno derecho». Califican el Plan Especial y la ECIA de «burla a la ciudadanía y al medio ambiente».
El colectivo ecologista añade que, por esas circunstancias, no se ha valorado el impacto de la planta. Asimismo, señalan que «la Administración no sólo no ha justificado la necesidad de la central térmica, sino que tampoco ha justificado la ubicación en la que la propone», que puntualizan puede generar graves molestias al vecindario por la ubicación que se propone para una actividad potencialmente contaminante.
Otro de los aspectos que preocupa a Ekologistak Martxan es la descontaminación de los edificios que albergaron industrias, algunas contaminantes, sobre las que no se plantean tratamientos de descontaminación.
Otra de las «lagunas» que encuentran en el Plan Especial de Zorrotzaurre es la movilidad, ya que no se ha actualizado el estudio y los movimientos que se generarán por la propia actividad en la isla, la de quienes habiten en ella, o aquellos derivados de su conexión tanto con la margen derecha -San Inazio, Ibarrekolanda y Deustua- como la trama urbana del centro de la capital vizcaina, en la izquierda.
Ekologistak Martxan y UPV-EHU advierten que la central térmica, en las cercanías de Sarriko, condicionará el desarrollo del campus, además de afectar negativamente a las viviendas ya existentes y a las que se edificarán en la futura isla.
Advierten al Consistorio que al aprobar la instalación de la planta «sin justificación alguna y careciendo de discrecionalidad para ello», el acuerdo incurre en un «vicio de arbitrariedad» que puede dar al traste con el Plan Especial.