Observar cómo el mercurio se desploma hasta marcar -15 en Arangoiti (Irunberri) o -6.6 en Urduña -en los extremos oriental y occidental de nuestro país, respectivamente- es algo muy habitual no solo para quienes controlan las estaciones meteorológicas, sino también para cualquier habitante de estas zonas. Por tanto, las mínimas registradas ayer no marcaron récords en estos lugares.

Más llamativo resultó que en la estación de Biarritz-Angelu, con -5, se alcanzara una temperatura más baja que en la de Otxandio, -4,8, cuando la localidad vizcaina tiene fama de estar ubicada en la «Siberia vasca» mientras que de todos es sabido que en la costa las temperaturas suelen ser más moderadas, tanto en invierno como en verano.

La normalidad con la que transcurrió la jornada en las carreteras y cascos urbanos fue la nota más destacada por los gabinetes municipales, forales y autonómicos que se han establecido desde que el miércoles se activara la alerta. No obstante, normalidad no significa falta de actividad para los equipos de emergencias. Así, los veintitrés voluntarios de Cruz Roja en Araba realizaron en apenas 24 horas medio centenar de intervenciones; la mayoría, para sacar vehículos de las cunetas, y también para trasladar a una mujer desde Gamarra hasta el Hospital Santiago, en Gasteiz.

La alerta ha servido también para que se refuercen los servicios sociales, como en Barakaldo, donde se ha habilitado una sala del polideportivo de Lasesarre para acoger a personas sin techo pese a que, según fuentes municipales, en esta ciudad «no es nada habitual ver a personas durmiendo en la calle».

Y se repitieron los llamamientos a actuar con sentido común; entre ellos, el de la Federación Vasca de Montaña, que desaconseja las salidas durante este fin de semana para evitar males mayores.