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ELKARRIZKETA | Ahmad Badreddine Hassoun, gran mufti de Siria

«Al-Assad no es Gadafi ni Siria se puede comparar con Libia»

Ahmad Badreddine Hassoun es el máximo representante religioso de la mayoría suní siria. Pese a que esta última nutre las filas de la oposición, el jeque, considerado uno de los hombres más importantes de Siria, hace suyas todas y cada una de las tesis del régimen de Bashar al-Assad.

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Karen MARON | DAMASCO

«Nosotros no nos rendiremos nunca», afirma a GARA el Gran Mufti Ahmad Badreddine Hassoun, la autoridad islámica más importante de Siria y confidente del presidente Bashar Al-Assad, desde su despacho en Damasco. «Quizás no hayamos podido llegar a la democracia anhelada, pero nuestro sistema no es como el de Francia, Estados Unidos o Inglaterra, sino que lo adaptamos a las condiciones de nuestro país. Pero Estados Unidos no quiere que tengamos identidad propia, sino que seamos un vasallo de sus intereses», sostiene Hassoun, el líder religioso suní considerado el jurisconsulto competente para emitir una fatwa o pronunciamiento legal en el Islam.

«EEUU quiere extender su paraguas sobre la región. Quiere destruir nuestro país y la región entera. Pretende invadirnos para transformarnos en un campo de inversiones», resalta. «El presidente George W. Bush decía que `quien no está con nosotros, está contra nosotros'. Quieren expulsar a todo aquel que no esté de acuerdo con ellos. Pero Dios ha concedido a las personas el derecho de elección», remarca, al tiempo que critica el apoyo de las potencias occidentales a los grupos armados.

Admite que la concentración pacífica de marzo de 2011 en contra del gobernador por el encarcelamiento de niños de entre 11 y 15 años estuvo justificada.

«Yo en persona me dirigí al lugar enseguida y calmé la situación prometiendo una investigación independiente. Atento a mi consejo, el presidente destituyó al gobernador. Pero después, unos imanes venidos de fuera, sobre todo de Arabia Saudí, enardecieron a la multitud con discursos provocadores».

Censura las fatwas que hacen fuera del país «algunos que se dicen líderes islámicos, en las que exhortan a matar al pueblo sirio. Están pensadas para socavar la nación siria y satisfacer a Israel y EEUU».

El Gran Mufti se refiere a los islamitas wahabitas que, con frecuencia, aparecen en los canales de la televisión saudí instando a los musulmanes sirios -en especial a los suníes- a cometer actos de violencia contra otras comunidades religiosas. Recuerda que algunos imanes saudíes, que cuentan con apoyo dentro de Siria, emitieron una edicto contra él por considerar que había traicionado la religión y había sido demasiado moderado. «Pero no soy el único en su lista negra. Por tanto, estamos en combate contra ellos. El pueblo quiere cambios en el poder y estamos con él. No nos opondremos a ello. Tras la aprobación de la nueva Constitución, no habrá un partido único en el país. A partir de ahora, el partido que más sirva al pueblo será el que gane», afirma este erudito suní de la Universidad Al Azhar de El Cairo y parlamentario durante ocho años, que siempre tuvo palabras conciliatorias hacia Occidente.

Asegura que los sacerdotes sirios también apoyan el diálogo y respaldan los cambios porque «la lucha y la guerra nos debilitarán. Entre las iglesias y las mezquitas en Siria no hay conflicto, los choques son entre las fuerzas patrióticas y las destructivas. Nuestro pueblo es único y nosotros decidiremos cómo vivir», remarca. Incide en que los extremistas, los talibanes, wahabitas y los que combaten en nombre de la religión se retroalimentan para exterminar a la gente. «Un musulmán, un cristiano o un verdadero hombre, por tanto, no puede aceptar esto, porque se transformaría en una bestia», añade.

El clérigo, que criticó duramente el término «guerra santa» ante el Parlamento de Estrasburgo porque «solo la paz es santa», perdió el pasado 2 de octubre a su hijo Saria, de 22 años. Era el menor de cinco hermanos y estudiante de Relaciones Institucionales. Murió a manos de cuatro sicarios cerca de la Universidad de Ibla, en la autopista que une Idlib con Aleppo.

«Los opositores me dijeron que me matarían si no me iba. Cuando dije que no, mataron a mi hijo. En el funeral les dije: Los perdono. Me respondieron: No queremos tu perdón, trataremos de matarte a ti también».

El jeque Hassoun fue acusado de amenazar en el funeral de su hijo con el envío de suicidas a Europa y EEUU. «No amenacé con enviar terroristas suicidas. Sólo describí un escenario en el que los terroristas podrían surgir fácilmente de la situación y quise prevenir sobre lo que podría suceder. Sacaron de contexto mis palabras. Además, mi comentario se debe encuadrar dentro de un escenario de autodefensa y de un posible ataque de la OTAN», sostiene.

En ese mismo discurso criticó a los clérigos salafistas como Al-Qardawi por instigar este tipo de atentados con la cobertura de Occidente y la complicidad de las cadenas vía satélite. También arremetió contra los Hermanos Musulmanes.

En cuanto a la situación geopolítica, cree que Washington «perderá pronto el poder sobre esta región, que pasará a manos de China y Rusia».

En Siria se está redefiniendo un nuevo mapa de la geopolítica mundial, una lucha entre un esquema unipolar dominado por EEUU y sus aliados occidentales y el surgimiento de un mundo multipolar.

«Le dije al Gobierno de Moscú que si Siria cae en manos de EEUU, a Rusia no le quedará un lugar donde tomar un cuenco de agua en el Mar Mediterráneo». La pérdida de la base naval de reabastecimiento que usa Moscú en Tartus en virtud de un viejo convenio con Damasco, dejaría a Rusia fuera del mar Mediterráneo, el cual se convertiría en un manso lago para Estados Unidos y la OTAN.

Tras derrocar a Muammar al-Gadafi y sumar Libia a su alianza, EEUU y la OTAN trasladaron el foco de atención del norte de África al Levante Árabe, siendo Siria su principal y último obstáculo para su pretendida hegemonía regional. «Pero, con Siria no tienen ninguna posibilidad. Bashar Al-Assad no es Gadafi y Siria no se puede comparar con Libia. Tenemos una gran cultura nacional y las revoluciones manchadas de sangre no son nuestro estilo. Además, tenemos un Ejército en funcionamiento, consciente de la tradición y la lealtad». «Quieren crear el preludio de una guerra mundial con base religiosa. Si cae Siria, las potencias occidentales tendrían vía libre sobre Irán y, entonces, Rusia quedaría en una situación desfavorable y estratégicamente rodeada».

 

la lucha

«La lucha y la guerra nos debilitarán. Entre las iglesias y las mezquitas en Siria no hay conflicto, los choques son entre las fuerzas patrióticas y las destructivas»

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