Siquiatras auguran que el recrudecimiento de la crisis económica se hará notar en la salud mental
GARA | GASTEIZ
Los jefes de Siquiatría de los hospitales de Cruces y Donostia, Iñaki Egiluz e Imanol Querejeta respectivamente, consideran que «el recrudecimiento de la crisis en Euskadi» conllevará el aumento de la incidencia de depresiones y ansiedades, según indicó la agencia Efe al resumir sus intervenciones en el XX Curso de Actualización en Psiquiatría que se celebra en Gasteiz.
Ambos constataron que la pérdida de trabajo y la incertidumbre ante la posibilidad de quedarse sin empleo están provocando un deterioro de la salud mental.
Querejeta señaló que «por ahora» no se ha producido un aumento del número de depresiones y estrés, pero auguró que «en corto plazo» sí se van a incrementar, dado que la crisis ha llegado más tarde aquí que a otras comunidades.
«Muchas personas van a verse de repente en el paro y los profesiones de la salud mental empezaremos a notar un aumento del número de casos que tienen como origen el estrés», comentó.
En este congreso, que concluye hoy, también se analizarán otros aspectos de la salud mental como la hipocondría, o miedo a padecer enfermedades graves, y el trastorno dismórfico corporal, es decir la preocupación por defectos imaginarios o exagerados del aspecto físico.
Violencia masculina
Durante la jornada de ayer también intervino el siquiatra José Romero-Urcelay, director clínico del Departamento de Trastornos de la Personalidad del Hospital Broadmoor (Inglaterra). Este experto afirmó que «la pobreza es uno de los factores clave en la violencia doméstica, y es más frecuente y severa en los grupos socio-económicamente pobres».
Según dijo, cuando los hombres viven una pérdida importante de poder adquisitivo «sufren un aumento del estrés por una crisis de identidad masculina, presionados por modelos sociales de masculinidad», y esta situación conlleva un mayor riesgo de que sean violentos con sus familiares. Este riesgo es aún mayor si existe desigualdad en la posición de las mujeres tanto socialmente como en la relación íntima con su pareja y si «se impone la violencia doméstica como posición normativa» ante situaciones conflictivas.