ENTREVISTA | Mari Carmen Mañas y Aitziber Berrueta, mujer e hija de Ángel Berrueta
«Mi marido es una víctima del conflicto y debe ser tratado igual que las demás»
Mañana sábado, a mediodía, la Plaza del Ayuntamiento de Iruñea será el lugar elegido para que los iruindarras reconozcan como víctima a Ángel Berrueta. Su mujer y su hija explican que el cariño ciudadano ha servido para calmar sus ganas de verdad, justicia y reparación. Sin embargo, aún echan en falta que las instituciones acepten que el vecino de Donibane murió por sus ideas.
Aritz INTXUSTA | IRUÑEA
Hace unas semanas, el Ayuntamiento de Iruñea condenó la muerte de Angel Berrueta, pero no aceptó la petición vecinal de justicia, verdad y reparación. ¿Qué siente la familia?
Aitziber Berrueta: En el Ayuntamiento no prosperó la moción de la plataforma Angel Gogoan, pero ya es un paso que el nombre de Ángel Berrueta haya salido en un pleno. No vamos por el mal camino.
Se reclama verdad, justicia y reparación. Son conceptos muy globales, abstractos... ¿En qué se concreta a pie de calle?
Carmen Mañas: Que se le reconozca como a una víctima del conflicto. Es tan sencillo como eso. Él es una víctima, como lo son muchas personas mas.
A.B.: Gracias a toda la gente que tenemos detrás y al acto que han preparado el próximo sábado, nosotros estamos un poco reparados. Es una reparación ciudadana que a mí me vale, como persona, pero aún me falta la institucional.
C.M: La gente de a pie sabe la verdad. Por la calle enseguida me reconocen como la mujer de Ángel, al que mató un policía. Te preguntan cómo te encuentras, cómo están tus hijos. La gente sí nos da la verdad que pedimos.
Entonces, ¿es igualdad de trato lo único que se pide?
C.M.: Sí, sólo igualdad para todas las victimas.
¿Y ustedes, como familiares, son víctimas de un conflicto?
M.C.: No, la víctima es él. Ángel fue quien perdió todo, perdió la vida. Él es quien no puede estar con sus hijos y tampoco conmigo. Aunque es obvio que nosotros también le hemos perdido y sufrimos la pérdida. Si acaso, somos víctimas colaterales.
Una pérdida que les puso en el punto de mira de la Policía.
M.C.: Desde el primer día. El día que murió comenzaron las amenazas de muerte. Las amenazas siguieron día tras día. Nos rompían los coches, nos hacían pintadas... Rompieron los cristales de la tienda. Lo hicieron a escondidas y a la cara. En las concentraciones venían y te daban una paliza. Saben perfectamente quiénes somos y venían a por nosotros.
A.B.: Hace dos años que ya no nos amenazan ni nos pegan. Las cosas, como son. Afortunadamente, llevamos un tiempo más tranquilos.
Porque les han agredido de uniforme...
C.M.:Claro que sí. Han sido los compañeros del que le mató.
Recuerdo esa última paliza a Mari Carmen Mañas. Mostró unas marcas en la muñeca y las piernas de golpes de porra a los periodistas que acudimos.
C.M.: Nos han pegado porque denunciamos y seguiremos denunciando todo. Lo que ocurre es que las denuncias caen siempre en saco roto. Puedes acompañar la denuncia de partes médicos, señalar a los autores, aportar testigos o todos los informes que se quiera. Hay que acabar con esa impunidad.
¿El reconocimiento de Ángel como víctima podría ayudar a terminar con esa impunidad?
C.M.: No lo sé. Pero los que mandan tendrían que hacer algo y les pedimos ese reconocimiento. Cuando se hace un homenaje a Ángel, no se nos puede tener siempre rodeados de policías. Recordando a Ángel no hacemos daño a nadie.
¿Alguna vez algún mando policial o algún policía español les ha pedido perdón?
C.M.: ¡Pero si han sido ellos! Si vinieran a pedir perdón no podrían seguir castigándonos.
¿Por qué esa resistencia institucional a conocer a Ángel como una víctima?
C.M.: Porque tendrían que reconocer a muchas víctimas más.
A.B: Y porque nos gobierna la derecha. Está claro que es una víctima. Hay tres agentes: el Estado español, un policía del Estado español y una persona muerta. ¿Qué más hace falta para que sea una víctima?
Reconozco que no sé contestarle esa pregunta.
A.B.: Está todo dicho entonces.
C.M: Pues ya está.