NUEVO TIEMPO EN EUSKAL HERRIA
López no suma y termina desactivando el Parlamento
El Pleno sobre propuestas para el nuevo tiempo del lehendakari quedó en un discurso con una posición política de parte, en el anuncio de la creación de un Comisionado cuya eficacia depende de la confianza que le otorguen Madrid y los presos, y en el deseo de que se forme una ponencia parlamentaria que en apenas dos horas se vio que será difícil que vaya a poder constituirse en lo que queda de legislatura. Demasiada improvisación y muchos recelos.
Iñaki IRIONDO | GASTEIZ
La comparecencia del lehendakari para presentar iniciativas con las que «avanzar entre todos», generó un interés mediático al que se le sumó el concitado por la propuesta de Aralar de crear una ponencia para «debatir y consensuar el tipo de soluciones que se debe dar a las consecuencias del conflicto». Toda esa expectación se derrumbó ayer en dos tiempos, llevándose el alud buena parte de la credibilidad de Patxi López para liderar una cuestión tan importante y la del Parlamento para ser un órgano de encuentro.
Primero se cayó el castillo del lehendakari, que resultó estar construido de naipes. Su discurso estuvo lleno de palabras cargadas de ideología, pero de escasas propuestas prácticas. Escasas en número y en contenido. Porque las relacionadas con la memoria no eran nuevas. Porque la creación de un comisionado aporta poco sin la colaboración del Gobierno español y de los presos y «huidos». Y, finalmente, porque la gran baza, la formación de una ponencia parlamentaria, ni siquiera parecía ya a esas alturas originariamente suya, sino forzada.
En todo caso, eso dio luego igual, porque la posibilidad de esa ponencia también se desmoronó. En buena medida porque no es cierto que haya un suelo común suficiente entre los distintos grupos parlamentarios para comenzar a trabajar juntos en esta materia. En segundo lugar porque una cuestión tan trascendente no se había abordado con la seriedad que merecía dada la trascendencia que había cogido la bola de nieve echada a rodar por Aralar. En un pleno cualquiera la propuesta podía haberse aprobado o rechazado sin demasiadas consecuencias públicas. Pero dado el trascurrir de los acontecimientos, la moción había escapado ya del control de Aralar y se había convertido en una votación sobre una de las principales apuestas de Patxi López, y es evidente que Lehendakaritza no había hecho los deberes de atar el consenso necesario, sobre todo con su socio principal.
¿Y, al final, qué? Una sensación más o menos generalizada de pérdida de tiempo. Porque el discurso del lehendakari solo convenció al PSE y porque no da la impresión de que sea posible alcanzar un consenso sobre la constitución de la ponencia dentro de dos ni de tres plenos.
Un relato de parte
El lehendakari había pedido su comparecencia ante el pleno del Parlamento para «definir foros y fórmulas que nos permitan seguir avanzando». Poco de eso tuvo su discurso. La mayor parte de los 32 folios se fueron en tratar de asentar un relato en el que no ha habido en este país más violencia que la de ETA.
Una historia de buenos y malos que debe acabar con vencedores y vencidos. E incluso las referencias a la necesaria legalización de un partido de la izquierda abertzale o los cambios en materia penitenciaria se sitúan en esa clave. Asunción de las exigencias del Estado y arrepentimiento.
La cuestión final es que el discurso de Patxi López no encontró más apoyo que el de su propio partido. Su socio preferente, el PP, llegó al pleno condicionado por manifestaciones anteriores del lehendakari, que considera que «engordan» a la izquierda abertzale. Por eso, del discurso en la Cámara, se centró en la cuestión de si «miembros de Batasuna» podrían participar en la ponencia. El parlamentario de UPyD también estuvo muy hosco con López.
La mayoría abertzale que componen PNV, Aralar y EA -que tienen más votos aunque menos escaños que el pacto gobernante- criticó al lehendakari que su relato solo recogiera parte de la violencia que ha habido en este país. Juanjo Agirrezabala, de EA, le nombró por ejemplo varias víctimas de las balas policiales
Tanto Ezenarro como Agirrezabala le reprocharon que pretendiera hacer ver que toda la culpable de la situación de los presos políticos vascos es de ETA, y le recordaron que ni la dispersión ni la llamada «Doctrina Parot» ni el mantenimiento en la cárcel de enfermos incurables y aquellos que han cumplido las tres cuartas partes de su condena son atribuibles a ETA.
Tanto Joseba Egibar, del PNV, como Mikel Arana, de Ezker Anitza, hicieron hincapié en que el lehendakari carece de competencias en materia penitenciaria. El portavoz jeltzale propuso incluso que el Parlamento habilite al Gobierno español para que trate directamente con los presos o con quien tenga voz para hablar en su nombre.
Solo José Antonio Pastor, del PSE, vio en el discurso del lehendakari «liderazgo», «un proyecto sólido» y una hoja de ruta con recorrido en «un Parlamento que tiene mucho que decir».
Una ponencia, ¿para qué?
La creación de una ponencia parlamentaria, originalmente planteada por Aralar, se convirtió ayer en la propuesta clave del discurso del lehendakari. Y el debate sobre la cuestión superó las previsiones de casi todos.
El primer escollo fue el de cuál podía ser la presencia de la izquierda abertzale en esa ponencia, dado que por la ilegalización no está presente en el Parlamento. El PP hizo de la cuestión su caballo de batalla mediático durante el pleno, interpelando constantemente al lehendakari para que les garantizara, no solo que no tendrían presencia normalizada, sino que tampoco serían invitados.
Pero, en realidad, ese no fue el motivo por el que se pospuso la creación de la ponencia. De hecho, todos los grupos salvo EA, admitían arrancar sin la izquierda abertzale.
El problema radicó en los términos escritos de la creación de la ponencia y en la evidencia de que la actual matemática parlamentaria otorga una posición mayoritaria a PSE y PP. Eso generaba tensiones en el seno de Aralar, grupo proponente.
Por lo demás, el foro seguía sin convencer al PP, que no parece dispuesto a que nadie pueda marcar el camino al Gobierno español en esta materia, y tampoco desea conceder un protagonismo excesivo a quien pronto será su rival electoral.
Desde el PNV, Joseba Egibar dijo públicamente que su partido estaba dispuesto a participar en la Ponencia en los términos que se acordaran. Pero otras fuentes hablaban de una llamada de Iñigo Urkullu favorable a dejar correr el tiempo.
José Antonio Pastor, del PSE, culpó al PP de la falta de acuerdo, pero no explicó por qué no tiraron adelante con la mayoría que sumaban el resto.
Al final, se pospuso la propuesta pero, como dijo Egibar, «esto no se arregla solo con tiempo». Hará falta diálogo y voluntad. O asumir que no hay condiciones para ello en esta legislatura.
La propuesta anunciada por Patxi López se quedó finalmente en un compendio de iniciativas ya conocidas, otras de dudosa viabilidad y algunas más simplemente intrascendentes. Entre estas últimas encaja la parte enunciada como «nueva política penitenciaria»; intrascendente, por un lado, porque el PSOE ya no gestiona esa cuestión al haber perdido La Moncloa, aunque López dijera en euskara que «tengo intención de hacer una nueva política penitenciaria»; y por otro, porque el diseño planteado es casi idéntico al impuesto por el PP y parte del criterio de que «la salida de cada preso debe suponer una nueva denuncia al pasado terrorista».
En este ámbito, el lehendakari solo propone cuestiones que ya apuntó en setiembre, como el acercamiento de los presos -de modo «paulatino» y «de acuerdo a la evolución de los propios penados»- o la excarcelación de quienes se encuentran enfermos. No hay alusión alguna a los prisioneros que ya debieran estar en libertad por haber superado los tres cuartos de condena o por sufrir la «doctrina Parot». Así pues, el único punto realmente nuevo sería la alusión a «facilitar el regreso de aquellas personas huidas que quieran integrarse en el sistema democrático».
En cuanto a la propuesta de una ponencia parlamentaria, después de su inicial formulación ambigua el lehendakari tuvo que concretar más a preguntas de los partidos, y fue ahí donde se desinfló de forma irreversible. Patxi López explicó primero al PP que en ningún caso se trataría de la «mesa de partidos» que históricamente se ha reclamado desde la izquierda abertzale. También dejó claro que en ella estarían solo los actuales grupos parlamentarios porque «aquí ya están los que tienen que estar. Esperábamos a otros, pero no dieron los pasos para integrarse en democracia». Una afirmación curiosa y paradójica cuando al mismo tiempo Patxi López instó a facilitar que la izquierda abertzale disponga ya de un partido político legal.
Más contundente aún fue su rechazo a una comisión de la verdad, planteada por la izquierda abertzale en su última declaración del Kursaal: «No nos hace falta eso. La verdad es clara y está ante nuestros ojos. Siempre lo ha estado», zanjó.
Toda su estrategia para la «convivencia» se basa en realidad en un planteamiento radicalmente adverso: el de la «batalla». «Hemos vencido a ETA, y ahora toca derrotar las ideas totalitarias que le dieron soporte», esgrimió Patxi López. Así que puso énfasis en dejar claro que «nada de lo que he dicho aquí constituye la agenda de Batasuna, no liemos las cosas». Ramón SOLA
La izquierda abertzale calificó de «fraude» la intervención de un lehendakari que accedió al cargo debido a la ilegalización y que en la actualidad sigue sin estar «a la altura del momento histórico» y que plantea esquemas de «vencedores y vencidos» que dan la espalda a la opinión de la mayoría social del país. Sus propuestas no son un punto de encuentro ni enganchan con las exigencias mayoritarias. Por todo ello, la izquierda abertzale sostiene que Patxi López carece de legitimidad para seguir siendo lehendakari y le pide la disolución de un parlamento surgido de la segregación y la convocatoria de elecciones.
Maribi Ugarteburu, de la izquierda abertzale, y Oskar Matute, de Alternatiba, comparecieron ante los medios acompañados del parlamentario de EA Juanjo Agirrezabala. También los representantes de Aralar Mikel Basabe y Dani Maeztu les acompañaron a la sala de prensa, pero se quedaron en un discreto segundo plano, entre las decenas de periodistas que cubrieron la comparecencia.
Agirrezabala, como hizo en el pleno, criticó que el lehendakari hubiera hecho un relato parcial sin reconocimiento de todas las víctimas, que no llegara hasta donde debía en política penitenciaria y que no abordara las causas del conflicto. El parlamentario de EA también incidió en la necesidad de que todas las formaciones políticas pudieran participar en la futura ponencia.
Oskar Matute, de Alternatiba, manifestó que el lehendakari había perdido la oportunidad de haber conectado con la mayoría social y de haber apostado por liderar «un proceso de soluciones». Por contra, en su opinión, «López ha perdido el tren de la actualidad política refugiándose en un discurso vacío que se mueve en retóricas pasadas» y de «confrontación con quienes son necesarios para la construcción de la convivencia». Respecto a la posibilidad de que se constituya una ponencia en la que no tenga representación la izquierda abertzale, Matute señaló que es mejor que la Cámara «no haga nada y asuma que su tiempo está pasando, y que su aportación a la paz ha sido mínima o nula porque no ha sabido cómo abordarla».
Maribi Ugarteburu reiteró la disposición de la izquierda abertzale para estar presente en cuantos foros puedan abrirse dentro del Parlamento o fuera de él para la búsqueda de soluciones. Pero insistió también en que esa participación debe darse «en igualdad de condiciones» con el resto de partidos. Si no es así, insistió en la necesidad de disolver la Cámara y convocar elecciones. I.I.
Ezker abertzaleak Legebiltzarreko ustezko ponentzia batean ez duela parte hartzerik izango Patxi Lopezek nahiko argi utzi zuen arren, horren aurka egin zuten eragile ugarik, PPko Barne ministrotik hasita. Jorge Fernandez Diaz berehala atera zen plazara, «elkarkidetzarako foro batean» ETA desagertzea eskatu ez duten pertsonak ezin direla egon ohartarazteko. Horrezaz gain, bere ustez «biktimei barkamena eskatu beharko liekete, eta bitartean ez da onargarria bertan egotea».
Barne ministroaren ustez, urte askotan ETAk mehatxuak eta hilketak eragin ditu, eta «ezker abertzaleak ez du eragindako mina aitortu», gaineratu zuen, azken boladan honek egin dituen hainbat posizionamenduri inolako jaramonik egin gabe.
Gainera, Lopezen planteamenduak eta Diputatuen Kongresuan PPk, PSOEk eta EAJk sinatu zuten bide orria kontraesankorrak direla uste du Fernandez Diazek. Horrekin berriro frogatu du idatzi hori bere interesen alde erabili nahi duela PPk. Ministroak gogora ekarri zuenez, akordio horretan ETAren desegitearen alde egiten da, eta hori gertatu ezean ezin dela beste ezer egin argudiatu du. «Hortik aldentzen den guztia ez da ona izango», ziurtatu zuen.
Hori guztia esan ondoren, Patxi Lopezen proposamena «hauteskundeei begira egina dagoela» ondorioztatu du Barne ministroak, eta arduratsu jokatu nahi duenez, gehiago ez zuela zehaztu behar erantsi zuen Fernandezek.