EL ATHLETIC EN MANCHESTER
Pero, ¿era el centro de Manchester o la zona de Pozas?
Alfontso DIEZ
La ilusión se palpaba en la mañana de ayer entre los últimos aficionados rojiblancos que viajaron a Manchester, momentos antes de partir de Loiu y Foronda: según Viajes Iberia, 15 vuelos salieron del aeropuerto vizcaino y otros 5 del alavés, con un total de 4.000 athleticzales a bordo. Entre ellos había rostros muy conocidos: Carlos Gurpegi -lesionado para toda la temporada- con su familia, los directivos Izaskun Larreategi y Javier Aldazabal, los exjugadores Ignacio Uribe y Txato Núñez, el periodista Xabier Lapitz...
A las 8.00, hora en la que salió el primero de esos aviones de «La Paloma» rumbo a Inglaterra, ya se hacían pronósticos sobre un posible resultado en el histórico encuentro: «Sueño con un 2-2», decía el markinarra Axpe al periodista de GARA Manex Altuna. También predecía un empate el propio Ignacio Uribe, que participó en la eliminatoria contra el ManU de 1957 marcando dos goles en el 5-3 de San Mamés. «Y creo que luego, en casa, ganaremos», vaticinó el veterano rojiblanco que jugó contra la todopoderosa escuadra en el único enfrentamiento en competición europea que habían disputado hasta ayer ambos equipos.
Preguntado por la masiva movilización que ha provocado este cruce con los «diablos rojos», con 8.000 aficionados vascos acompañando a su equipo en esta histórica cita de Manchester, Axpe respondía que «los del Athletic somos diferentes».
Y eso mismo estarían pensando a esa hora los vecinos del centro de la urbe inglesa que veían esa especie de riada rojiblanca ocupando, poco a poco, sus calles y plazas. Porque la peregrinación había comenzado mucho antes para otros miles de seguidores del Athletic que optaron por viajar por carretera.
Es el caso de Mikel y Jagoba, que salieron de Bilbo la noche del miércoles y que, incluso, aprovecharon el viaje para hacer parada en Londres. «Desde allí hemos venido a Manchester en autobús, hoy mismo; a las 10.00 estábamos frente a Old Trafford. Hemos cogido el tranvía para llegar al centro de la ciudad, y nos hemos quedado alucinados: estaba totalmente tomado por aficionados nuestros», explicaron a este diario.
Sus palabras confirmaban lo que trasladaban los mensajes que, por vía Twitter, llegaban a Euskal Herria. «La gente canta sin cesar, salta, se divierte, bebe, come... ¡Es una pasada! Ahora mismo estamos en una plaza en la que hay dos o tres bares, y está abarrotada. Nunca, en la vida, hemos visto algo así con un partido del Athletic».
Por encima de las conversaciones, el himno rojiblanco, incansable y ensordecedor, en la cuna de uno de los equipos más poderosos de la Premier League.
¿Y qué tal con los nativos? «Por ahora, muy bien. Ningún problema. Eso sí, están alucinados», explicaron estos dos jóvenes seguidores. «Ahora, la verdad es que por el momento [las 14.00 hora local, las 15.00 en Euskal Herria] apenas hemos visto a alguien con la camiseta roja del United».
Hicieron especial hincapié en el hecho de que, entre los aficionados del Athletic que viajaron hasta Manchester, «se puede ver de todo: hay personas de edad avanzada, jóvenes, familias con niños... Es una foto de lo más heterogénea».
Esa era también la imagen de primera hora en el aeropuerto de Loiu, donde cuadrillas y familias lucían la mejor de sus sonrisas y la más brillante de sus miradas para asistir en directo a uno de las más esperadas citas.
Con el paso de las horas, evidentemente, el ambiente en Manchester fue in crescendo, y los aficionados se atrevieron incluso a sacarse fotografías junto a los bobby. Hubo quien lo hizo ikurriña en mano, o con una banderola por la repatriación de los represaliados políticos vascos. «Y posaban sonriendo, como no entendían nada...», apuntó Mikel en la conversación. Alguno incluso solicitó a uno de los policías intercambiarse la txapela con el característico bombín que utilizan estos agentes. Y su petición obtuvo el fruto deseado. Sin duda, una instantánea que no olvidará el protagonista, y a buen seguro tampoco el bobby.
«¿Qué crisis?»
Preguntados por el hecho de que 8.000 personas se trasladen miles de kilómetros -con el consiguiente gasto en viaje, entrada, comida, bebida...- para ver un partido de fútbol en estos tiempos de crisis económica, la respuesta de ambos fue contun- dente: «Cuando se trata del Athletic, no hay crisis que valga».
Las gargantas de muchos aficionados acusaban ya las intensas horas vividas y los nervios afloraban a medida que se acercaba el inicio del encuentro. El tiempo pasaba demasiado despacio para las necesidades de los rojiblancos, una afición que agradeció los carteles en euskara en uno de los accesos al estadio Old Trafford.
Banderas al aire y en pie. Así recibieron a los jugadores. El sueño continuaba.