En estos días se han cumplido los quince años de la aparición en la televisión autonómica valenciana, Canal 9, el programa «Tómbola» que, según todos los historiadores, inaugura una nueva etapa de la televisión-basura, y coloca a un formato del cotilleo como estrella de la recolección de grandes audiencias que es la manera real de obtener recaudaciones suficientes de financiación a partir de la publicidad.

No se sabe si decir que hace mucho o hace poco, pero en quince años la televisión generalista en particular ha sufrido un deterioro grande por culpa de este tipo de formato, más la implementación de todas las variables de los realitys posibles, que han abundado en un tipo de ocio dedicado a mirar detrás de los visillos de la intimidad de los famosos, famosillos o de gente que ha llevado una vida anónima hasta aparecer un rato, un día o unas semanas en la televisión.

En estos quince años, casi todo ha ido a peor, pero algunos de los periodistas o comunicadores que en aquella «Tómbola» adquirieron notoriedad, siguen en programas de parecido contenido, pero en un desarrollo todavía más cafre, porque se trata de que si no hay asunto, se inventa, o se convierte a los propios periodistas en los protagonistas de los programas. De aquél «que te calles Karmele», a las broncas casi cotidianas en «Sálvame», han pasado quince años y muchos programas que han llegado hasta el fondo de la manipulación y de la estulticia, unos cambiando de nombre, otros desaparecidos por agotamiento.

Valga como ejemplo las dos últimas entregas de «Sálvame Deluxe», en uno, estaba anunciado Jesús Mariñas, pero la cadena con la que mantiene contrato en vigor, Antena 3, le impide aparecer en directo en el programa de Tele 5, graba unas declaraciones y se monta una noche de infamias, con la mencionada Karmele Marchante desmintiendo, mintiendo e injuriando, es decir sembrando para el futuro. La otra semana, Mila Ximénez, se convierte en protagonista al dedicarse a contar su vida con Encarna Sánchez. Quince años que parecen no tener fin. Se transmutarán en otras cosas, pero seguirán apareciendo esos cotillas creando unos productos alienantes, pero de gran consumo.