La insurgencia talibán suspendió ayer las conversaciones preliminares que mantenía con EEUU para poner fin al conflicto que vive Afganistán y reponsabilizó de la ruptura a «la postura tambaleante, errática e imprecisa» de EEUU, al que acusan de no implementar un intercambio de prisioneros que favorezca un clima de diálogo.

«El Emirato Islámico ha decidido suspender todas las conversaciones con los norteamericanos hasta que aclaren su posición y muestren disposición a cumplir sus promesas», señalaron en un comunicado colgado en su web los talibanes, que se quejan de varios retrasos por parte de EEUU en la excarcelación de sus líderes presos en Guantánamo.

El sábado, Washington indicó que aún no ha decidido sobre su traslado a Qatar.

Criticaron que los estadounidenses hayan iniciado «una campaña de propaganda infundada» en su contra, e instaron a la llamada comunidad internacional a apoyar a su movimiento para expulsar a las fuerzas invasoras de Afganistán. No obstante, matizaron, según recogió Efe, que la opción del diálogo sigue abierta «con cualquiera», si es «entre naciones soberanas que tienen en consideración las reglas del otro», aunque descartaron para este propósito al Gobierno afgano de Hamid Karzai, sostenido por los ocupantes y al que califican de «inútil».

Los talibanes explicaron que la apertura de la oficina diplomática en Qatar era «establecer contacto con la comunidad internacional en completa libertad y hacer ver a los invasores cara a cara que no vamos a abandonar la lucha hasta su retirada».

El portavoz del movimiento insurgente, Zabiulah Muyahid, aseguró a Efe que la decisión de suspender el diálogo no tiene que ver con la matanza de 16 civiles el pasado domingo en Kandahar por uno o varios soldados de EEUU, aunque reiteró su decisión de dar una respuesta a su «acción inhumana».

Atentado contra Panetta

El anuncio de los talibanes coincidió con la visita al país del secretario estadounidense de Defensa, Leon Panetta, quien fue recibido el miércoles con varios atentados, uno de los cuales podría haber estado dirigido contra su persona.

Cuando Panetta aterrizaba en la base británica de Camp Bastión, en Helmand, un vehículo explotó o se incendió, según distintas versiones, a unos metros del jefe del Pentágono.

Fuentes oficiales estadounidenses informaron ayer de que el afgano, que trabajaba como traductor en esas instalaciones y falleció a consecuencia de las graves quemaduras sufridas, trató de empotrar un camión robado contra los marines que se habían reunido para recibir a Panetta. George Little, portavoz del Pentágono, manifestó que el vehículo no explotó ni ardió y aseguró que la vida de Panetta no corrió peligro en ningún momento.

En las bases

Hamid Karzai recibió ayer a Panetta en Kabul, en medio de una creciente tensión en las relaciones bilaterales, y le pidió que las tropas de la OTAN «abandonen las aldeas» del país y «permanezcan en sus bases», aunque la última masacre la cometió uno o varios militares que abandonaron su base.

Karzai insistió en que las fuerzas afganas tienen la capacidad de mantener por ellas mismas la seguridad e instó a la OTAN a agilizar el proceso de transición con el fin de que se complete en 2013 y no en 2014, como está previsto.

Panetta restó importancia a la petición de Karzai, que el mandatario afgano repite cada cierto tiempo, y la Alianza aseguró que completará la transición «tan pronto como sea posible».