El Partido Comunista Chino destituye a la estrella política ascendente Bo Xilai
Bo Xilai ha visto su ascenso político cortado unos meses antes del Congreso del Partido en el que esperaba integrar el núcleo del poder en China: el comité permanente del buró político. Su posición ya se había debilitado con la caída de su adjunto Wang Lijun.
GARA | BEIJING
Bo Xilai, líder carismático pero controvertido del Partido Comunista de la megapolis de Chongqing, ha sido cesado cuando aspiraba a formar parte del grupo de altos dirigentes chinos. La posición de Bo Xilai ya se había debilitado el pasado mes de febrero, cuando cayó su adjunto, Wang Lijun, sancionado tras una rocambolesca visita a un consulado estadounidense, en el que Wang trató de obtener asilo político. La agencia «China noticia» oficializó asimismo el cese de Wang de sus funciones como alcalde adjunto en Chongqing, en el sudoeste.
La caída de Wang fue percibida entonces como una señal de que la carrera política de Bo, que ambicionaba un puesto entre los miembros del buró político del PCCh, había quedado tocada. Aun así, su cese, al día siguiente de la clausura de la sesión plenaria anual del Parlamento, un punto culminante de la vida política de China, no deja de ser una sorpresa, según un diplomático occidental en Beijing. «Se pensaba que no tenía ninguna oportunidad de volver al comité permanente, pero que hasta entonces (el congreso del partido en otoño), para calmar los ánimos, se le dejaría en su puesto», declaró a France Press.
Luchas por el poder
Hace una semana, Bo no participó en una sesión parlamentaria dedicada a la reforma del código de procedimiento penal, donde se encontraban el resto de miembros del buró político, por una gripe.
Ha sido sustituido por Zhang Dejiang, un vice primer ministro con fama de «conservador». El cambio de hombres se ha decidido después de «una cuidadosa reflexión» por parte del Comité Central del PCCh, precisó la agencia china. La destitución se produce cuando el equipo de gobierno en el poder en Beijing va a ser reemplazado por líderes más jóvenes en el XVIII Congreso del Partido el próximo octubre, una transición política que va acompañada de intensas luchas entre bastidores por los puestos clave.
«¿Significa eso que Xi Jinping (el probable futuro número uno chino) va a asumir las reformas expuestas por Wen Jiabao (el actual primer ministro) y acelerar el proceso de la reforma política? Es demasiado pronto para decirlo», opina Jean-Pierre Cabestan, de la Universidad Baptista de Hong Kong. Pero para el investigador Guo Yingjie, el cese de Bo puede ser la señal de un ataque de la facción más reformista del PCCh con Wen y, en menor medida, con el presidente Hu Jintao, contra el ala conservadora. «Creo que Hu Jintao y Wen Jiabao envían una señal a Xi Jinping para que no se incline demasiado a la izquierda», afirma Guo, de la Universidad Tecnológica de Sidney.
Bo Xilai dirigió la espectacular transformación de Chongqing, municipio de 33 millones de habitantes, una de las cinco mayores ciudades de China, en un importante centro económico.
Su adjunto en el megamunicipio de Chongquing, Wang Lijun, fue sancionado tras una visita a un consulado estadounidense donde trató de pedir asilo político. La carrera de Bo quedó tocada.
Algunos analistas interpretan el cese como una advertencia del ala más «reformista» del PCCh al próximo líder del partido, Xi Jinping, para que no se incline demasiado hacia los conservadores.
El primer ministro, Wen Jibao, reprendió a Bo por el escándalo provocado por su teniente de alcalde e, indirectamente, lanzó una advertencia a quienes sienten nostalgia por la época de Mao.
Bo Xilai es un «príncipe rojo», hijo de Bo Yibo, un revolucionario de los primeros tiempos, que también fue miembro del politburó y fue víctima de una purga durante la Revolución cultural. Algunas biografías oficiales de Bo Xilai comienzan en 1968, con sus «cinco años de prisionero durante la Revolución cultural», omitiendo así sus años de guardia rojo en una de las organizaciones más radicales, la brigada Liandong. Bo no se adhiere oficialmente al partido hasta 1980, durante estudios en la Academia de Ciencias Sociales, en la que se diploma en periodismo. Su ascensión sigue la vía clásica del apparatchik construyendo su carrera en el ámbito local, en Liaoning, una provincia industrial que gobierna de 2001 a 2004, y en Dalian, la prefectura de la que fue alcalde (1993-2000). Toma las riendas del Ministerio de Comercio en 2004, donde crece su reputación de negociador firme pero con carisma. Con el aval de excelentes cifras de las exportaciones chinas, fue promovido en 2007 a uno de los máximos órganos de poder de China, el Buró Político del Partido Comunista. Pero es como secretario del partido en Chongqing, una megalópolis de centro-oeste, donde el «Kennedy chino» llevará a cabo sus principales acciones, como la feroz campaña antimafia acompañada de numerosas ejecuciones, que le valió un gran número de enemigos y fue cuestionada en ámbitos jurídicos. Bo también causó un gran impacto al tratar de revivir los ideales revolucionarios de Mao, con una extensa campaña de propaganda, consignas y canciones. También molesta su estilo atípico, abierto, y su carisma, a diferencia de la mayor parte de los dirigentes chinos. GARA
