«Catástrofe inminente» por la situación del agua en la Franja de Gaza
Gaza se hunde en las cloacas entre aguas contaminadas, salinizadas, sin acceso a los acuíferos y con una deteriorada red de alcantarillado. La situación, que el ingeniero Fadhel Kawosh califica de «catastrófica», está afectando a la salud de los palestinos.
GARA
La catástrofe parece inminente. Se trata no solo de los daños medioambientales, sino de una verdadera amenaza para vida de miles de personas cuya salud corre un verdadero peligro, la situación no admite más demora». Un informe -traducido para Rebelión por Nur Khalil Perea- elaborado por el ingeniero Fadhel Kawosh, experto en técnicas hidrológicas y ex presidente de la compañía de aguas de Palestina, alerta de la crítica situación hidrológica de la Franja de Gaza, sobre la que «expertos medioambientales, técnicos hidrológicos y organizaciones de la sociedad civil venimos advirtiendo desde hace quince años». No se trata solo de una situación ambiental sino sanitaria, de forma que la incapacidad para tratar las aguas sucias y las toneladas de residuos sólidos esparcidos por las calles afectan a la salud de los palestinos encerrados en Gaza, amenazados por el cólera, el tifus y otras enfermedades. Sus llamamientos a una solución no han tenido respuesta.
El principal problema para abordar esta crisis, como todos en Palestina, es la ocupación israelí y el bloqueo al que está sometida la Franja. Sin materiales para reconstruir las infraestructuras arruinadas y bombardeadas y con la energía limitada apenas se pueden acometer trabajos. El agua es un instrumento más de guerra. Pero el informe subraya que «esto no puede justificar la inoperancia, o la falta de medidas adecuadas para el tratamiento de los residuos sólidos y líquidos, que campan por todas partes».
Salinizada y contaminada
Según los datos de Kawosh, el 95% del agua potable en Gaza se ha salinizado, y se encuentra contaminada con altas concentraciones de residuos tóxicos. Las tuberías rotas permiten que las aguas residuales sin tratar se filtren al subsuelo. Además, resulta casi imposible obtener agua potable de los acuíferos subterráneos. El 65% de 38 millones de metros cúbicos anuales de aguas residuales se canaliza mediante una red de alcantarillado y el resto se filtra en la tierra mediante las fosas de aguas residuales.
El 80% de las aguas del alcantarillado se vierten en el mar, lo que supone 20 millones de metros cúbicos , el 20% restante -5 millones-, se filtran en el subsuelo. Se calcula que alrededor de 18 millones de metros cúbicos anuales de agua sin depurar alcanzan los acuíferos. Ante la crítica situación, la población recurre a la compra de agua a cuatro veces su coste en las plantas desalinizadoras o a almacenar agua de lluvia potabilizada mediante pequeñas plantas de tratamiento poco fiables. Una gran parte de la población utiliza agua salina para la limpieza corporal.
«Solo uso agua para beber y cocinar», explica Maryam, una palestina de 40 años. «Necesito más para lavar y otras tareas, pero es demasiado cara». La única fuente de agua fresca pública para 1,5 millones de personas que viven en Gaza es el Acuífero Coastal, compartido con Israel, pero los palestinos solo tienen acceso al 12% mientras los israelíes consumen más del doble. Las enfermedades que provoca el agua en Gaza, contaminada con microorganismos y toxinas afectan sobre todo a los niños. «El bebé de mi vecino murió de diarrea. Sé que el agua mala puede hacer enfermar a los niños, pero algunas veces no tengo forma de conseguir agua limpia», lamenta Maryam.
Según el informe de Fadhel Kawosh, de los acuíferos se extraen al año 170 millones de metros cúbicos, mientras reciben 45 millones de la lluvia, 26 millones de metros cúbicos proceden de las aguas sobrantes de regadío y 18 millones de metros cúbicos de aguas de los alcantarillados, en total 90 millones anuales. Esto supone un déficit anual de 80 millones; la consecuencia es la intrusión de aguas salinas y otras contaminadas. En sus análisis subraya la alta concentración de cloruros, «que multiplica por 10 el índice recomendado por la OMS», o el especialmente peligroso nitrato orgánico (17 veces mayor). Sospecha que el 80% de las enfermedades más extendidas en la Franja están relacionadas con la contaminación del agua.
También los residuos sólidos presentan un grave problema. En Gaza se producen diariamente 1.600 toneladas, lo que equivale a 600.000 toneladas anuales. Las consecuencias de su acumulación, transporte y quema son sumamente dañinas para la salud y el medio ambiente, provocan emanación de gases tóxicos, además del peligro que supone para los acuíferos y las aguas superficiales.
Además de constatar la grave situación, el ingeniero Fadhel Kawosh propone qué se necesita para superarla, como apoyo financiero y técnico para gestionar el agua y la depuración de aguas fecales, y la necesidad de suministrar agua del exterior.
También pide medidas como finalizar la conducción de la zona de Nahal Ouz hacia el depósito del Minttar, pero para Israel debería cumplir los acuerdos por los que en 1995 se comprometió a bombear cinco millones de metros cúbicos anuales.
Igualmente, cree necesario recuperar la conducción que proporcionaba agua a las antiguas colonias israelíes o instalar tres desalinizadoras de reducida capacidad, advirtiendo de los daños que provocan las grandes sobre los recursos marinos.
A más largo plazo plantea la importación de 100 millones de metros cúbicos de agua mediante barcos cisterna, completar la red de alcantarillado y erradicar las fosas que aún existen. GARA