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Maite SOROA | msoroa@gara.net

La leyenda de España

Al Estado español le están arreando desde todos los lados. Europa, América... que ya solo falta que el primer ministro de Nueva Zelanda, por ejemplo, vaya donde Rajoy y le haga una pedorreta. Vamos, que no les van bien las cosas, les tratan como a mindundis y a algunas y algunos se les nota cierto resquemor. Como a Iñaki Ezkerra, quien ayer en «Abc» se metía con los gobiernos americanos que han decidido recuperar sus recursos naturales. Empezaba diciendo que «echar leña al fuego chovinista de un resentimiento histórico que parecía superado, y que estaba superado de hecho, ha sido siempre un vicio de los líderes populistas». Ha sido leer esta frase y empezar a recordar la cantidad de chistes malos y frases de mal gusto que, procedentes del infraebro, servidora lleva oyendo años y años a cuenta de británicos, franceses... ¿se referirá al histórico resentimiento de los españoles? Parece que no.

Porque a renglón seguido, Ezkerra lamenta que su España querida «tiene todos los boletos para ser pasto de los populismos latinoamericanos. Ayer fue la Kirchner. Hoy es Evo. Y en la mente de todos está Chávez, que es el que más ganas nos tiene». Es curioso que cuando un gobierno no les gusta, le llamen «populista», aunque tenga toda la legitimidad que no tiene su jefe de Estado.

Pero el del apellido doloroso insiste: «Todos los boletos, sí: un pasado colonial, una crisis económica, unos nacionalismos internos que nos dividen y unos socialistas en la oposición que no dudaron en estigmatizar internacionalmente a Aznar aún a costa del prestigio nacional». ¿El qué? Diría que hace tiempo que no se ha dado una vuelta por el mundo. Para Ezkerra, el problema es que tienen mala prensa: «Tenemos, en fin, una Leyenda Negra actualizada y yo no digo que seamos perfectos. Digo sólo que no hemos tenido un Napoleón que desangró a Europa ni un Hitler, ni un Holocausto. Hemos tenido un dictadorcito de consumo interno que no iba a ninguna parte». Ya, solo salía para asesinar y torturar, y volvía pronto a casa. ¡Lo que hay que leer! Al final, el no nacionalista se quejaba de que «quienes tuvieron esos monstruos no están todo el día machacándose sino mandando en Europa, tan pimpantes. ¿Por qué no aprendemos un poco de ellos?». Será porque lo de aprender nunca se les ha dado bien. Y eso no es ninguna leyenda.

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