La frontera entre Sudán y Sudán de Sur parecía haber recobrado ayer la tranquilidad coincidiendo con el cumplimiento del ultimátum dado por la ONU a ambos países para que pongan fin a las hostilidades si no quieren enfrentarse a sanciones económicas o diplomáticas.

Sudán del Sur acusó el jueves a su vecino del Norte de haber atacado con fuego de artillería posiciones militares sursudanesas. También Sudán acusó a Juba de haber ocupado ese mismo día una zona de disputa y se reservó el derecho a defenderse en caso de «agresión».

El Consejo de Seguridad de la ONU adoptó el miércoles por unanimidad una resolución que exigía a ambos Sudanes el cese de las hostilidades en un plazo de 48 horas y la resolución de sus diferencias en tres meses. Además, pedía la reanudación de las negociaciones entre ambos bajo los auspicios de la Unión Africana entre del 16 de mayo. El Consejo de Seguridad no contempla adoptar medidas militares en caso de incumplimiento de la resolución, pero sí sanciones económicas o ruptura de relaciones.

La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, reiteró ayer durante su visita a China -viejo aliado de Jartum- su llamamiento a Sudán para que ponga fin a sus bombardeos sobre el Sur. «Juntos debemos enviar un fuerte mensaje al Gobierno sudanés para que cese de inmediato y sin condiciones todos los ataques más allá de sus fronteras, especialmente a sus provocadores bombardeos aéreos», señaló a sus homólogos chinos.

La tensión entre ambos países desde la indepedencia de Sudán del Sur en julio de 2011 ha derivado en graves enfrentamientos, a una escala sin precedentes desde finales de marzo en varios estados fronterizos, lo que ha aumentado los temores de que estalle una guerra a gran escala.

Jartum y Juba reiteraron su compromiso con la paz, pero los signos de extrema tensión persisten y sus ejércitos permanecen atrincherados a lo largo de la frontera.