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Jaime Rosales rueda «Sueño y silencio» en primeras únicas tomas

Jaime Rosales presentó en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes su nuevo experimento, rodado en blanco y negro, a la primera toma sin repeticiones y con un grupo de intérpretes no profesionales.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Siempre he opinado que los festivales son el peor lugar para juzgar aquellas películas que merecen un especial detenimiento a la hora de hablar de ellas, algo del todo imposible dentro de la vorágine de la programación de un grande como Cannes. «Sueño y silencio» se pasó en la Quincera de Realizadores, y los pocos comentarios que pude leer me dieron la impresión de ser apresurados e inconsistentes. No tiene sentido comparar el cuarto largometraje de Jaime Rosales con «La habitación del hijo», sólo porque coincida aparentemente en la elección del tema con Nanni Moretti.

En internet he visto una decena de secuencias sueltas, que me inducen más a pensar en Rossellini y su búsqueda de la verdad. Curiosamente, el blanco y negro suele resultar más realista que el color. El autor establece así una diferencia entre lo fotográfico y lo pictórico, en cuanto formas de representación alternativas. La paleta de color asoma únicamente en la introducción y en el cierre, mediante un plano cenital del trabajo del pintor Miquel Barceló, reconible por la coronilla de su cabeza. Crea a partir de dos pasajes bíblicos que sirvieron a Rosales de inspiración, y que son el sacrificio de Isaac y el Gólgota.

En medio queda la tragedia vital de la pérdida, observada con el necesario distanciamiento para impedir cualquier tipo de manipulación dramática. Rosales se decanta por el plano general estático, pero sin intervenir en la acción interna. Por eso utiliza la primera toma como la única válida, sin posibilidad de repetición. Tampoco hay ningún diálogo preparado al que se puedan agarrar los intérpretes, que no son profesionales. Yolanda Galocha es profesora en la vida real y hace de profesora en la película, lo mismo que su compañero de reparto Oriol Roselló, arquitecto dentro y fuera del rodaje.

Las conversaciones surgen de forma espontánea, incluso las hay por parte de la figuración que se cuela delante de la cámara de forma imprevista. El dolor provocado por el accidente de tráfico, ocurrido durante unas vacaciones en el Delta del Ebro, y a resultas del cual fallece la hija mayor del matrimonio protagonista residente en París, aparece asociado a imágenes perdurables. La película debe ser vista, por lo tanto, desde la lógica del cine contemplativo, que permite al espectador el grado de identificación que él mismo decida. Igual sucede con el nivel conceptual, y cada uno aporta su propia experiencia personal a la propuesta.

Estreno

Dirección: Jaime Rosales.

Guión: Jaime Rosales y Enric Rufas.

Intérpretes: Yolanda Galocha, Oriol Roselló, Jaume Terradas, Laura Latorre.

Fotografía: Oscar Durán.

Montaje: Nino Martínez Sosa.

Estado: Estado español, 2012.

Duración: 110 minutos.

Estreno

Dirección: Nima Nourizadeh.

Producción: Todd Phillips.

Intérpretes: Thomas Mann, Oliver Cooper, Jonathan Daniel Brown.

Fotografía: Ken Seng.

Estado: EE.UU., 2012

Duración: 88 minutos.

Estreno

Dirección: Andreas Dresen.

Intérpretes: Milan Peschel, Steffi Künhert, Ursula Werner.

Estado: Alemania, 2011.

Duración: 110 minutos.

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