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Nemanja Bjelica, de la promesa a la realidad de un jugador que puede dominar en Europa

Talento, pero sangre demasiado fría. He ahí el diagnóstico de un Nemanja Bjelica que ha tardado temporada y media en explotar en Gasteiz. Tras la llegada de Nocioni, el alero serbio ha sido otro, y ya parece listo para liderar al Baskonia a partir de la campaña que viene.

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Arnaitz GORRITI

Al fin explotó Nemanja Bjelica. Comparado con Toni Kukoc, Dejan Bodiroga y Dirk Nowitzki por su combinación de altura -2,09 metros- y fundamentos técnicos, sobre todo el magnífico dominio del balón, Nemanja Bjelica recalaba en Gasteiz como un alero de futuro que, a medio plazo, debía dominar Europa.

A finales de julio de 2010, Josean Kerejeta logró que el espigado jugador recalara en la capital de Araba después de que su nombre sonara para equipos como Barcelona, Unicaja o Benneton Treviso. Al final, procedente del Estrella Roja de Belgrado, Nemanja Bjelica fichaba por el Caja Laboral Baskonia por cinco temporadas, después de arrebatárselo litralmente de sus narices al Olympiacos y frenando sus deseos de irse a la NBA, a unos Minnesota Timberwolves que tienen sus derechos después de que en el draft de 2010 fuera elegido en el puesto 35 -segunda ronda- por Washington y traspasado más tarde. Si quisiera ir a la NBA, Bjelica debería esperar para dar el salto a partir de la segunda temporada. Por lo demás, se trataba de un proyecto que, hasta que llegara 2015, debía ir asentándose y mostrando otra vez el buen hacer del Baskonia a la hora de pulir a sus jóvenes perlas en la élite continental.

Hasta que llegó Nocioni

Pero hasta ahora Nemanja Bjelica era un proyecto de más sombras que luces. Un alero de innegable clase, pero indolente en apariencia, a pesar de dejar destellos de calidad. Un jugador capaz de destacar desde el puesto de base -Svetislav Pesic lo obligaba a subir el balón, con sus 2,09 metros a cuestas- al de pívot, su inconsistencia en el tiro y el rebote, su «falta de sangre» y larga lesión de escafoides, hicieron que malgastara su primer año en Gasteiz. «Es una pena que su lesión llegara cuando estaba empezando a destacar», se lamentaba Alfredo Salazar.

Una vez restablecido y tras pasar por el Eurobasket con más pena que gloria -a pesar de destellos como un taponazo sobre Rudy Fernández-, camino iba de seguir su periplo por Gasteiz el mismo tono gris... En su haber, chispazos como la remontada frente a Cantú en la Euroliga y también pareció encenderse en la semifinal de Copa ante el Barcelona. Ambas reacciones, incompletas y saldadas con derrota.

Hasta que llegó Nocioni. El regreso del alero de Santa Fe tras siete temporadas en la NBA, parecía la tumba para Nemanja Bjelica, después de promediar 4,8 puntos y 2,1 rebotes en la Euroliga y 3,6 puntos y 2,7 puntos en la ACB hasta la jornada 26 -Nocioni debutó en la 27-, jugando una media de 14 minutos. Desde entonces, sus números no solo bajaron, sino que aumentaron, así como su incidencia en el juego. En 15 partidos, el alero de Belgrado ha promediado 9 puntos -logrando 20 de los 30 triples que ha convertido en la ACB en toda la temporada, con una efectividad del 38,5%, solo por debajo del 9 de 19 mostrado esta Euroliga, pero muy por encima del 10 de 56, un 18%, mostrado en la ACB desde la jornada 1 a la 26- y 4,5 rebotes en 23 minutos, números que no son espectaculares, pero sí un progreso evidente.

«No es el jugador más duro en defensa, parece haber encontrado su puesto en la cancha como ala-pívot abierto», declaraba el técnico de Bilbao Basket Fotis Katsikaris en la víspera de la final de la Euskal Kopa. Pocos días antes, Nemanja Bjelica lograba 17 tantos y 9 rebotes en la paliza baskonista sobre los hombres de negro por 100-70. El de Belgrado lograba una valoración de 25 y lograba poner Zurbano en pie, por primera vez.

Aparte de clase, también tiene carácter

Porque aún habría más. Aprovechando las lesiones de San Emeterio y el propio Nocioni, Nemanja Bjelica se reveló como un jugador no solo con clase, sino carácter. Empezó a aprovechar su enorme envergadura -colocó 8 de sus 13 tapones de toda la temporada- y empezó a dar muestras de que en los finales igualados se mueve bien. La serie contra Bilbao Basket vio canastas importantes del serbio con el resultado aún en el aire.

Su explosión definitiva llegaría ante el Real Madrid. En el primer partido de semifinales, dos lanzamientos lejanos suyos romperían el partido, y en Gasteiz, fue el alma de la remontada del Baskonia en el tercer partido, cobrándose la antideportiva de Begic y con el ya famoso «rebote y mate» ante Velickovic en la prórroga. Luego, un tiro libre más, un rebote y un tapón a Carroll sobre la bocina, y victoria. Zurbano no solo se levantó, sino que empezó a gritar «¡MVP!» ¿Será el presagio de lo que vendrá el año que viene?

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