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Los fogonazos rojos de Yurre Ugarte convierten lo cotidiano en sorprendente

M. I. | DONOSTIA

La escritora de Tolosa Yurre Ugarte presentó ayer «Todo es rojo», la traducción al castellano del libro original que publicó en euskara hace dos años con distinto título, «Gasolindegian». La protagonista de estos cuentos -que, teniendo en cuenta la inquietante atmósfera que los une, bien podrían formar una novela fragmentada- es una chica licenciada en Bellas Artes que tiene que trabajar en una gasolinera. Para soportarlo, se inventa realidades.

El editor de Alberdania, Jorge Jiménez, resumió la obra de Ugarte con una palabra -fogonazo- y un color -el rojo-. Es la impresión visual que le ha dejado este libro que se ve y que asoma al lector a las cosas con una intensidad distinta a la que estamos acostumbrados. Los fogonazos de esta escritora, que se inició como guionista profesional en 1990, convierten las cosas cotidianas en sorprendentes. «Mientras dure la lectura, no hay manera de tranquilizarse, eso se logra al acabar el libro. Te lleva tan rápidamente en cada línea, que es en el descanso final cuando empiezas a ver imágenes. Es una lectura de dos golpes». Jiménez añadió que Ugarte logra mostrar una misma realidad desde distintas perspectivas y al mismo tiempo, ofreciendo una lectura caleidoscópica.

Personas desubicadas

La escritora explicó que la protagonista del libro está desubicada y que esto le lleva a situaciones extremas. «Me parece una circunstancia muy usual y me hace volar mucho la imaginación. Es una fase en donde estás luchando por lo que quieres». Le gusta tener la sensación de que alguien le está contando algo de una manera muy cercana, y también crear mundos que nos remiten a universos más amplios.

Es lo que hacen estas pequeñas historias, que más que explicarlas hay que leerlas, porque su fin es la propia escritura.

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