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Este verano, echa a volar
Jonebati ZABALA | BILBO
Con todo el verano por delante, qué mejor plan que vivirlo desde las alturas. Disfrutar de la emoción de volar y del incomparable paisaje de la costa vizcaina desde una avioneta, a nada menos que a 700 metros del suelo. Se trata de una experiencia original, divertida y sobre todo diferente que ofrece Flybai, una empresa que lleva prestando estos servicios desde 2008.
La ruta más habitual suele ser la de la costa. El aeroplano parte del aeropuerto de Loiu y recorre buena parte del litoral vizcaino: Getxo, el Puente Bizkaia, puerto de Bilbo... Después, la avioneta sigue la línea de la costa por Sopela, Plentzia y Armintza, hasta llegar a San Juan de Gaztelugatxe. A continuación entra en la reserva de la biosfera de Urdaibai, por la ría de Gernika, hasta llegar a la simbólica villa y de allí vuela directamente hacia Mungia. Para terminar la emocionante excursión, la pequeña aeronave sobrevuela Bilbo, antes de aterrizar. Esta completa excursión tiene una duración aproximada de una hora.
El avión puede acoger de uno a tres pasajeros, siempre acompañados de un instructor cualificado, y si se quiere un poco más de emoción, normalmente, el pasajero situado en la parte delantera tiene la opción de coger los mandos del avión. «Es una especie de mini curso de iniciación a la aviación», indica Jose Uranga, director de operaciones de vuelo de Flybai. «Explicamos cómo miramos la meteorología los pilotos, cómo se hace un plan de vuelo, cómo contactamos con la torre, etc».
«Volar sin miedos»
Estas excursiones están dirigidas a todo tipo de gente, desde familias con niños pequeños hasta despedidas de soltero, pasando por grupos de amigos y personas que siempre han tenido ilusión por sobrevolar nuestra costa y hacerlo con las manos en los mandos. «La gente baja del avión totalmente encantada y maravillada por lo que ve y por lo que se siente arriba», dice Uranga.
Hay quien tiene miedo a volar en avión, pero Flybai ha buscado un remedio para este problema: el curso «Volar sin miedos». Se trata de un programa de tres sesiones: en la primera, una psicóloga cuenta, a modo de introducción, los miedos más habituales que se suelen dar en la gente, por ejemplo la claustrofobia, y después, se trabajan unas técnicas de relajación con el fin de poder enfrentarse a esos miedos.
En la segunda sesión, un piloto acompañará a la psicóloga y explicará a los cursillistas por qué vuela un avión, a qué se deben los ruidos que se suelen oír o por qué se producen las turbulencias.
En la tercera y última sesión, se lleva a cabo un vuelo, aplicando las técnicas de relajación aprendidas anteriormente. «La fobia a volar es algo muy habitual, pero después de las sesiones todos acaban disfrutando del vuelo. Es más, ha habido gente que después de hacer este curso ha querido hacer un curso de pilotaje», asegura el director de operaciones.