Las velas iluminaron ayer la noche en el exterior de Zaballa. Ni el frío ni la lluvia, invitados de excepción en el verano alavés, hicieron mella en el ánimo de los congregados -trescientos durante el día y un centenar de noche-, que, una vez más, clamaron, bajo la tenue luz de las velas, por la libertad de los catorce presos gravemente enfermos. Catorce represaliados políticos que continúan en prisión, en contra de lo dispuesto en la propia normativa española.

Todos ellos -Iñaki Erro, Gotzone López de Luzuriaga, Aitzol Gogorza, Iñaki Etxeberria, Josetxo Arizkuren, Jose Miguel Etxeandia, Isidro Garalde, Jose Ángel Biguri, Jose Ramón López de Abetxuko, Gotzone López de Luzuriaga, Josu Uribetxeberria, Jesús Mari Mendinueta, Garikoitz Arruarte e Inma Berriozabal- conocen la crudeza del sistema penitenciario español, y padecen en primera persona las medidas de excepción diseñadas por Madrid.

No obstante, pese a que en la memoria colectiva de los acampados había espacio para todos ellos, la noche del viernes al sábado tenía nombre y apellidos: Txus Martin. Desde el ocaso del día 13 al amanecer del 14, los presentes, entre los que se encontraban personas ligadas a Etxerat y a Herrira -organizadora de la emotiva velada-, improvisaron un pequeño campamento solidario, con el que acompañar durante catorce horas al preso basauriarra, secuestrado tras los muros del penal alavés pese a padecer una grave patología sicótica.

A las ocho de la noche comenzó la acampada. Según explicó Amaia Esnal (Herrira), a partir de esa hora comenzaron a llegar las primeras caravanas solidarias hasta la cárcel de Zaballa. Filas formadas por decenas de vehículos procedentes de los diferentes pueblos y ciudades de Euskal Herria, a los que se sumaron dos autobuses llegados desde Bizkaia, de donde partió un gran número de «campistas».

En total, las faldas de la macrocárcel, situada en lo alto de una colina, en el término municipal de Iruña Oka, fueron tomadas por más de 250 personas, que, gracias a la inestimable ayuda de Hala Bedi Irratia lograron trasladar sus mensajes de apoyo a Martin.

Sobre un pequeño escenario, los responsables de «la radio más libre de Araba» instalaron un micrófono abierto a disposición de la ciudadanía. Un altavoz radiofónico, que cruzó los muros de la prisión y se coló en la celda del preso político, que escuchó con atención todos y cada uno de los mensajes.

Para Bergoi Madernaz, la iniciativa radiofónica fue un acto emotivo. El joven gasteiztarra, que conoce bien lo que supone estar recluido en una prisión española, explicó que el acto, en el que se pudieron escuchar un par de jotas en apoyo al represaliado basauriarra, sirvió para que todas las personas pudieran mostrar su solidaridad y cercanía a un preso que ha pasado demasiado tiempo solo en las cárceles francesas.

«Cuando la gente supo que Hala Bedi estaba emitiendo los mensajes de apoyo en directo se empezó a animar. Incluso unos se subieron con una guitarra para dedicar una canción a Txus», señaló Ane Zelaia (Herrira), que destacó la asistencia de un centenar de personas a una marcha luminosa -alumbrada por la llama de las velas- hasta la valla exterior de la prisión, donde se dispuso un ferrero control policial. Como ella misma detalló, a medianoche un grupo de ciudadanos, formado por familiares, amigos y solidarios, hizo frente a la lluvia y, vela en mano, avanzó hacia los muros del penal.

Una vez allí, tal como explicó Esnal, los participantes en la marcha, que permanecieron durante media hora frente a los muros de Zaballa, gritaron frases en apoyo a Txus Martin, así como al resto de presos políticos enfermos; y reiteraron los lemas emitidos previamente por las ondas de la radio libre.

Debates y experiencias

Una vez finalizada la marcha de las velas, llegó el turno de las gaubela. Así, mientras una parte de los asistentes dormía en el interior de la carpa, otro grupo, formado por búhos y por jóvenes aquejados de un insomnio repentino, debatía y charlaba con la vista puesta en el acto de la mañana, al que asistieron cerca de 300 personas. A este respecto, Iraide Lejarreta recordó que, a la vuelta de la marcha, la carpa se convirtió en un lugar de reflexión y conversación, donde se entremezclaron los debates sobre la situación de los presos enfermos con la narración de diferentes experiencias personales.

Con los primeros rayos de luz llegó la hora de despertar para preparar el acto central del fin de semana, que tuvo lugar a las once de la mañana. Sin embargo, antes de proceder a la celebración del mismo, la parcela donde se ubicaba la carpa se convirtió en un punto de encuentro para decenas de personas, que, conforme avanzaba la mañana, fueron llegando a las cercanías de Zaballa.

Acto contra la «crueldad»

Por su parte, el acto central de la jornada estuvo protagonizado por Ane Zelaia y por Manu Ugartemendia, que tomaron la palabra ante las trescientas personas congregadas frente a la prisión alavesa para denunciar la «crueldad» que supone mantener en prisión a personas gravemente enfermas.

En este sentido, Ugartemendia recordó que la «venganza nunca trae nada bueno»; y solicitó pasos rápidos al Gobierno de Madrid, porque los presos enfermos «no cuentan con mucho tiempo». «Este es un llamamiento a modo de S.O.S.», añadió el portavoz de Herrira.