Raimundo Fitero
Empobrecidos
Saltando la montonera de los ajustes, reajustes, oprobios y desarraigos que perpetró el equipo de gurkas neoliberales del desgobierno del zombi Rajoy, que va a empobrecer a todos de manera irremediable, y que sabemos ya en qué doctrina se inspiran: «¡Que se jodan!», que es el odio que tienen estos iluminados con sus propios votantes y con los ciudadanos a los que deberían servir y que les molestan porque les privan de sus siestas y vacaciones.
Se acabó lo que se daba, ya no tenemos que madrugar para ver ese programa de TVE que tanto nos solivianta. Por partes. Todos los reportajes y reportajillos para descubrir cosas curiosas, algunos más vistos que el propio vallado, se pueden considerar como fruto de los reajustes y necesarios para ir ganando tiempo hacia lo esencial: el encierro. Y es ahí en donde este año, la elección del supuesto especialista ha sido un descomunal error. Patxi Cervantes, a lo mejor sabe mucho de encierros, pero no lo sabe transmitir. Que tenga perspicacia para ver el número en el lomo de los astados para decirnos su nombre, será muy celebrado entre su grupo de amiguetes, pero no aporta nada. Y la reiteración de obviedades a la vista de cualquiera lo convierte en algo superfluo. Incluso molesto.
Podríamos entender que en un principio le pudieran los nervios, que se fuera aposentando con los días. No ha sido así. Ha ganado en silencios, de agradecer, pero sus comentarios no eran otra cosa que una retransmisión radiofónica añadida y muy plana. Insistimos en que la realización no ha ayudado, las cámaras de una en una no han aportado muchos datos nuevos, pero como se demostró el viernes pasado con la presencia de Jokin Zuasti, sí se pueden aportar muchas cosas viendo las repeticiones. Una pequeña lección en su propia cara. Los que madrugamos, que somos casi un millón, nos merecemos a alguien que sepa y aporte cosas nuevas.
Y una duda. Es un ritual conocer el parte médico después de cada encierro, pero ¿no es meterse en la intimidad de los heridos colocarles la cámara y dar su imagen al mundo entero mientras los atienden? Sucede en la calle, sí, pero se ha abusado de esas imágenes. ¿O era propaganda de Cruz Roja?