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La historia de la arquitectura, los inventos o la ingeniería se ha escrito en femenino

El Centro Cultural Santa Clara de Portugalete acoge durantes estos días una exposición que tiene como objetivo resaltar el papel de la mujer en distintos campos científicos y técnicos a lo largo de la historia, presentando a estas innovadoras y sus obras más destacadas.

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Jon ADAN

Mujeres ingenieras, inventoras y arquitectas». Ese es el título de la exposición que está abierta al público en el centro Cultural Santa Clara de Portugalete y que puede visitarse hasta el día 28.

Esta iniciativa, preparada por un grupo de profesoras y profesores de la UPV-EHU, pretende ser una muestra del trabajo desempeñado por las mujeres en el campo de la ingeniería y los inventos. «Reivindica un papel desconocido que las mujeres han desempeñado a la sombra de los hombres, siendo muchas las mujeres descubridoras, arquitectas e ingenieras a lo largo de la historia», según explica María José Blanco, concejala de Bienestar Social, departamento ha organizado el evento junto al de Igualdad.

Por su parte, Enkarni Gómez, doctora en Física aplicada y una de las autoras de la exposición, indica que «la idea nació con el objetivo de acercar a las escuelas de Ingeniería de Euskal Herria información acerca de mujeres destacadas en el sector, ya que las alumnas carecen de referencias femeninas en la historia».

Ni derecho a patentar

Para cubrir ese hueco producto de una secular discriminación, se cuenta con las aportaciones de mujeres como Marie-Anne Pierrette Paulze (Montbrison, Francia, 1758-1836) considerada «la madre de la química moderna». Huérfana de madre a los tres años, destacaba por su inteligencia, sabía varios idiomas y era una buena dibujante; a los catorce años, su padre la casó con Antoine Lavoisier, un noble abogado de 28 años, geólogo y químico.

Marie Lavoisier, nombre con el que ha quedado registrada en las hemerotecas, se interesó por las investigaciones científicas; anotaba las observaciones, dibujaba esquemas y diagramas, y grababa y tallaba los instrumentos del laboratorio. Como sabía latín e inglés, traducía al francés los tratados de química de otros investigadores. En 1789, publicó el «Tratado elemental de química», en el que detallaba los 23 elementos conocidos como base de todas las reacciones químicas. Adoptó el apellido de su esposo y su personalidad estuvo eclipsada para muchos por la figura de él, ya que pocos le reconocieron en vida su valía y aporte a la ciencia, siendo denominada habitualmente como «la esposa del científico Lavoisier».

Otra figura relevante es Mary Anderson (Alabama, EEUU, 1866-1953), la inventora del limpiaparabrisas. En 1903, mientras viajaba en tranvía, observó cómo el conductor debía bajar constantemente a retirar la nieve y el hielo que caía sobre los cristales. Para solucionar el problema, diseñó un brazo giratorio con una lámina de caucho que el conductor podía accionar a través de una palanca. El limpiaparabrisas Windsheld se convirtió en el equipo estándar de todos los coches ya en 1916. Anderson, además, fue colaboradora activa del movimiento que luchó por el derecho de la mujer a patentar.

También Marion Donovan (Indiana, EEUU, 1917-1981) nos muestra una vida dedicada a los inventos. Su gran creación fueron los pañales desechables y creó otros objetos para facilitar la vida doméstica, como un gancho para colgar 30 prendas, una chequera con sistema de contabilidad integrado y el Zippiti-Do, un cordón que ayudaba a subir el cierre trasero de los vestidos.

Emily Warren (Nueva York, EEUU, 1843- 1903) fue quien supervisó la fase final de la construcción del puente de Brooklyn, en otra historia marcada por el hombre con quien contrajo matrimonio en 1865, Washington Roebling, un ingeniero civil encargado de dirigir las obras del celebérrimo puente neoyorkino. Roebling enfermó y. al estar físicamente impedido, Warren se convirtió en sus ojos y sus oídos. Una vez adquiridos los conocimientos necesarios para inspeccionar el trabajo, visitaba la obra todos los días y preparaba informes técnicos acerca de la marcha de la construcción. Estuvo durante once años representando a su esposo y dirigiendo de forma anónima la construcción del puente.

«El rescate de estas mujeres no ha sido una tarea fácil, porque hasta hace poco no tenían derecho a patentar ni a registrar su obra. Por eso, muchos inventos o ingenios diseñados por mujeres llevan el nombre de sus esposos, padres o parientes masculinos», resalta Enkarni Gómez.

El Consistorio portugalujo ha previsto organizar para mañana y para el siguiente viernes, día 28 visitas guiadas para grupos de alumnas y alumnos de Educación Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional, en horario de nueve de la mañana a una del mediodía.

 

HORARIO

La exposición se puede visitar en el Centro Santa Clara de Portugalete de lunes a viernes, de 11.00 a 13.30 y de 17.00 a 21.00.

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