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«Mátalos suavemente» o cómo repercute la crisis en el sector criminal

En el trailer, y también en la película, suena como canción referencial «The Man Comes Around», de Johnny Cash. Es toda una declaración de principios por parte de Andrew Dominik, que inserta la violencia poética del maestro Peckinpah en una de gángsters con humor negro a lo Tarantino o los hermanos Coen. Pero su verdadera aportación es política y los discursos de Obama y Bush resuenan de fondo, porque la crisis también afecta a los asesinos a sueldo.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Cada nueva película del neozelandés Andrew Dominik es esperada como agua de mayo, porque hasta ahora es de los que se prodigan poco, y todo apunta que su carrera puede ser parecida a la de un Terrence Malick. Aterrizó en Hollywood de la mano de un western, género raro en estos tiempos, y para su segundo largometraje en los Estados Unidos se ha decantado por una película de gángsters, lo que, entre otras cosas, le permite dirigir a uno de esos repartos italoamericanos soñados, en el que están James Gandolfini, Ray Liotta, Vincent Curatola o Max Casella. Junto a ellos, otros tantos buenos secundarios anglos como Richard Jenkins o Sam Shepard. El protagonismo vuelve a correr a cargo de Brad Pitt, quien ha sido desde el principio su valedor. Además, Dominik descubre a los prometedores Scott McNairy y Ben Mendelsohn. Al segundo se lo ha traído de las Antípodas, pues ya destacó en la película australiana «Animal Kingdom».

Andrew Dominik ha adaptado una novela hard boiled de George V. Higgins, y, aunque la ambientación es actual, se inspira en el cine negro de los 70 y en la estética violenta de Sam Peckinpah, de lo que da fe la inclusión de la canción de Johnny Cash «The Man Comes Around». Los diálogos y el humor absurdos remiten, en cambio, a la tendencia reciente marcada en el género por Tarantino o los Coen. Pero todas esas influencias no impiden que al final el cineasta neozelandés imponga su sello de autor.

No es habitual que los matones hablen en la barra de un bar con la televisión de fondo emitiendo discursos políticos de Obama o de Bush. Dominik hace que la crisis sobrevuele sobre el ambiente delictivo, para así ofrecer una disección cruda y brutal de una sociedad desesperanzada y echada a perder. No se atisban soluciones, y lo que es peor, el mundo criminal actúa como espejo del capitalismo que ha hecho del libre mercado un campo minado.

Estreno

T.O.: «Stolen». Dir.: Simon West.

País: EE.UU., 2012.

Duración: 95 minutos.

Estreno

Dirección y guión: Andrew Dominik, sobre una novela de George V. Higgins.

Intérpretes: Brad Pitt, James Gandolfini, Ray Liotta, Sam Shepard, Richard Jenkins.

Fotografía: Greig Fraser. Música: Johnny Cash.

País: EE.UU., 2012.

Duración: 97 minutos.

Un talento venido de las antípodas

El joven cineasta neozelandés Andrew Dominik se dio a conocer en el 2000 con su primer largometraje «Chopper», un impactante retrato carcelario sobre un sociópata, que de paso lanzó al actor Eric Bana. Tuvo entonces su oportunidad en Hollywood, pero se lo tomó con calma, y no debutó allí hasta siete años después. Fue con «El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford», una película anticomercial auspiciada por Brad Pitt, quien parece haberse convertido en su mecenas. Considerada como un western artístico, queda como el reflejo fiel de un cineasta de los que dejan pasar años entre rodaje y rodaje, prefiriendo preparar sus proyectos con paciencia y un férreo control creativo. M. I.

Estreno

Dirección: Nicolás Gil Lavedra. Intérpretes: Susú Pecoraro, Alejandro Awada, Inés Efrón, Carlos Portaluppi.

Música: Nicolás Sorín. País: Argentina, 2010

Duración: 110 minutos.

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