Woody Allen mantiene la forma recuperada en su anterior «Midnight in Paris», gracias a la energía revitalizadora que le proporciona la commedia all'italiana, lo que le ha animado a volver a actuar haciendo una antología de los mejores momentos humorísticos de su obra. Pero en especial se detiene en «Edipo reprimido», aquel segmento del filme colectivo «Historias de Nueva York» y que en su traslación romana aplica a la tradición del cine italiano y sus películas divididas en episodios. Se nota en los apuntes de psicología costumbrista y en los toques surrealistas, en una perfecta simbiosis que sirve de homenaje al maestro Fellini.

A ello ayuda muy mucho la vuelta de Allen a la interpretación, personificando al turista yanqui que viaja por todo el mundo pero sin alejarse del hotel, o tomando precauciones cuando lo hace. Pese a sus recelos, acaba saliendo al exterior gustosamente, transportado por su oído musical, ya que encarna a un productor de Broadway. El Allen melómano aprovecha la ocasión para una sesión operística en la que no faltan Puccini, Verdi, Giordano o Leoncavallo.

Ni que decir tiene que las escenas de las arias son las más divertidas, sin olvidar el encanto de las canciones populares. No en vano la película se abre con Domenico Modugno entonando «Volare», y luego se escuchan «Arrivederci Roma» y «Amada mia, amore mio».

Quien hace las veces de narrador o guía es un guardia urbano de Roma, siendo el primero en aparecer de un largo reparto nativo que presenta a Roberto Benigni, Riccardo Scamarcio, Ornella Muti, Giuliano Gemma, Antonio Albanese, Alessandra Mastronardi, Flavio Parenti, Alessandro Tiberi y al tenor Fabio Armiliato, entre otros. Y a la lista hay que sumar a Penélope Cruz, que se defiende en el italiano de la calle que le ha enseñado Sergio Castellitto.