Oren Peli, creador de la muy rentable franquicia «Paranormal Activity», desarrolla como productor y guionista otros proyectos cortados por el mismo patrón. Entre ellos se encuentra este «Chernobyl Diaries», que pretende sacar igualmente rendimiento a su bajo coste. Solo en su estreno estadounidense han recaudado ya casi veinte millones de dólares, cuando no ha costado siquiera un millón.

Una vez más se pretende provocar miedo mediante un estilo documentalista de cámara en mano y escasa iluminación. La oscuridad vuelve a ser el mejor aliado, con escenas claves en las que resulta prácticamente imposible ver algo con nitidez, por lo que habrá que pensar que se trata de un terror psicológico.

El impacto proviene, no obstante, de trasladar al típico grupo de jóvenes yanquis amantes del turismo de riesgo a una ambientación más propia de una película de Tarkovsky, y de ahí las alusiones de parte de la crítica a «Stalker». Un guía ucraniano, provisto de un viejo contador geiger, es la única defensa de que disponen para controlar la radioactividad en la ciudad fantasma de Prípiat. En cuanto se avería la furgoneta quedan aislados en el lugar despoblado, pero con perros salvajes sueltos, y hasta un oso que reside en uno de los pisos abandonados.