Gipuzkoa impulsa una nueva fiscalidad
El anuncio de un nuevo Impuesto sobre la Riqueza y las Grandes Fortunas (IRGF) que la Diputación de Gipuzkoa espera aprobar en Juntas Generales antes de fin de año, para que en 2013 sustituya al actual Impuesto de Patrimonio, constituye una buena noticia para la consecución de una nueva fiscalidad más justa, progresiva y redistributiva. No precisamente porque vaya a tener efectos milagrosos en la recaudación -seguirá gravándose al mismo número de contribuyentes, unos 6.000, y mantendrá el mismo límite exento que el Impuesto de Patrimonio, un millón de euros-, sino porque cierra las puertas a las múltiples operaciones de ingeniería contable que permitían, con demasiada facilidad, la elusión fiscal. Con ello se daba por bueno el agravio de una tributación que no se correspondía con el patrimonio real de los guipuzcoanos. La desaparición del llamado «escudo fiscal», o límite conjunto con el IRPF, y el cambio de las exenciones de las participaciones en empresas son dos herramientas necesarias para que la fiscalidad en Gipuzkoa sea cada día más eficaz y equitativa, para que grave más a las rentas del capital.
No faltarán quienes en nombre de la ortodoxia económica imperante adviertan sobre las hipotéticas consecuencias negativas de esta medida. Obstáculo para el rendimiento económico, debilitamiento del crecimiento, aumento del déficit fiscal o, incluso, una fuga de capitales hacia paraísos fiscales son argumentos que están servidos en el menú. Pero que de ninguna manera se sostienen. Bien al contrario, la decisión de la Diputación de Gipuzkoa sitúa este territorio en niveles de tributación equiparables a los que planea el Estado francés y en parámetros fiscales similares a los de los países escandinavos. Países con una fiscalidad estricta y progresiva que combinan con éxito prestaciones sociales universales con niveles elevados de renta, estabilidad macroeconómica con una gestión idónea de los asuntos públicos.
Examinar lo que funciona y lo que no exige dedicación; cambiar lo necesario, ambición y actitud. En el ámbito fiscal, Gipuzkoa ha hecho ese ejercicio con honestidad y coraje. Cabe desear que cunda el ejemplo.