El «fuego amigo» hace fracasar la estrategia ocupante en Afganistán
Los ataques contra soldados de las tropas ocupantes en Afganistán perpetrados por sus aliados afganos del Ejército o la Policía, que se han multiplicado este año, han hecho fracasar la estrategia de la OTAN en el país, al verse obligada a suspender temporalmente las operaciones conjuntas. El impacto de este revés dependerá de cuánto se prolongue en el tiempo esta decisión y de si esos ataques responden a «diferencias culturales irreconciliables» y no a la infiltración insurgente.
GARA | KABUL-WASHINGTON
A pesar de que los responsales de las tropas extranjeras en Afganistán se defienden, la decisión de la OTAN de limitar sus operaciones conjuntas con las fuerzas afganas ante el recrudecimiento de los ataques desde sus filas amenaza seriamente la estrategia ocupante en el país, aseguran los expertos.
Frente a los riesgos de resentimiento provocado por la difusión de una película estadounidense de bajo presupuesto que denigraba la figura del profeta Mahoma y a la muerte de 51 de los suyos a manos de militares o policías afganos desde principios del año, la OTAN resolvió el martes suspender «temporalmente» sus operaciones conjuntas con las fuerzas afganas.
Esta decisión supone una «dificultad importante para la estrategia» de la ISAF, las fuerzas que bajo el paraguas de la OTAN ocupan Afganistán, opina Stephen Biddle, profesor de la Universidad de Georgetown, en Washington, especialista en Afganistán.
El objetivo de EEUU y sus aliados en el país centroasiático es formar a 350.000 soldados y policías afganos capaces de garantizar la seguridad en Afganistán a partir de 2014, cuando 70.000 militares estadounidenses y 40.000 de otros países de la OTAN concluyan su retirada.
La limitación de las operaciones conjuntas constituye un retorno a la estrategia mantenida antes de 2009, cuando los contactos entre los soldados extranjeros y afganos no eran tan estrechos. Aquella estrategia fue abandonada precisamente porque los progresos se consideraban «demasiado lentos y superficiales», señala Biddle a AFP.
«Este es un pequeño revés en esta etapa», pero su amplitud dependerá del carácter temporal de la decisión de la OTAN, observa, a su vez, Jeffrey Dressler, del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), un centro con sede en Washington: «Si esto se prolonga durante meses, ciertamente tendrá un impacto».
Influyentes senadores estadounidenses, entre ellos John McCain, aprovecharon las circunstancias para criticar el miércoles la estrategia de la Administración Obama y «su precipi- tación para poner en pie un Ejército y una Policía afganas con el fin de que las fuerzas americanas puedan comenzar a retirarse según el calendario establecido por el Gobierno».
Por su parte, la ISAF asegura que la coalición ocupante «mantiene el rumbo» para alcanzar sus objetivos. «Cambiar el modo en el que se trabaja todos los días es normal entre los militares y de sentido común», asegura el general australiano Roger Noble, jefe de Estado Mayor de la ISAF encargado de operaciones.
Sin embargo, el responsable militar admite que el efecto sicológico en la población de los países occidentales que invadieron y ocupan Afganistán es devastador: «El problema con los `ataques desde el interior' es que golpean en pleno corazón de tu determinación. Porque una cosa es ser abatidos en combate por los insurgentes y otra cosa es morir de noche por una bala disparada a tu cabeza por la espalda por tus amigos».
«Es un riesgo a un nivel estratégico», reconoce.
Incompatibilidad cultural
Solo una cuarta parte de los «ataques desde el interior» son considerados por la OTAN como resultado de la infiltración de la insurgencia talibán. Podrían constituir únicamente «la parte visible de un iceberg» aún más preocupante, porque pone de manifiesto «la incapacidad de los ejércitos afganos y occidentales para trabajar juntos debido a sus diferencias culturales irreconciliables», teme Stephen Biddle.
Y «es mucho más fácil de resolver un problema de infiltraciones que una una incompatibilidad cultural», asegura a AFP.
La antigua asesora del jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense Sarah Chayes es mucho más categórica: «Ya sabemos que esta estrategia conjunta no funciona». El Ejército afgano «no es más que el brazo de un Gobierno» cuya viabilidad es puesta en cuestión, declara a AFP Chayes, experta ahora del centro de estudios Carnegie.
«Si no atacamos el problema de la gobernabilidad y de la corrupción en el seno del Gobierno afgano ni el papel de Pakistán, yo verdaderamente no veo una solución posible», afirma.
El presidente estadounidense, Barack Obama, y su homólogo afgano, Hamid Karzai, hablaron el miércoles de los «ataques desde el interior» a las tropas extranjeras. Obama manifestó que no es razón para suspender la transferencia de las responsabilidades de seguridad a las fuerzas afganas ni aplazar la retirada de los soldados de la OTAN, tal y como habían pedido algunos senadores estadounidenses, y aseguró que se están tomando medidas para proteger a los militares extranjeros de esos ataques.
EEUU ha vuelto a advertir a Israel de que en caso de atacar las instalaciones nucleares de Irán se expondría a la ruptura de sus tratados de paz con Egipto y Jordania, aseguró ayer el diario israelí «Yediot Aharonot». «Un ataque respondería exactamente a las expectativas de ese país: los árabes y los musulmanes saldrían masivamente a las calles», declaró, bajo condición de anonimato, un alto cargo israelí informado recientemente de la advertencia de EEUU.
Según esta fuente, la presión popular podría obligar a El Cairo y Amman a suspender sus tratados de paz con Israel, firmados en 1979 y 1994, respectivamente, en caso de un ataque contra Irán. Otros países musulmanes podían reconsiderar sus relaciones con Israel, agregó. «Hoy en día, los dirigentes árabes ya no controlan a su gente, es la calle la que controla a estos dirigentes», explicó, refiriéndose a la ola de protestas contra una película islamófoba.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, amenaza regularmente con un ataque nuclear contra Irán, pese a las advertencias de sus aliados EEUU, Alemania, Gran Bretaña o el Estado francés, que prefieren, por ahora, adoptar sanciones económicas aunque ayer advirtieron a Irán de que el tiempo de negociar en torno a su programa nuclear «se está acabando». GARA
La revista satírica alemana "Titanic" ha anunciado que la portada de su número de octubre será una caricatura de Bettina Wulff, esposa del expresidente alemán Chrstian Wulff, en los brazos de un guerrero musulmán con barca, turbante y un largo sable que representa al profeta Mahoma.
La Cámara de Representantes de EEUU aprobó el miércoles a viva voz un proyecto de ley bipartidista que apoya el uso de una «estrategia exhaustiva» para contrarrestar la creciente presencia de Irán en América Latina.
Libia rindió homenaje ayer al embajador estadounidense Christopher Stevens y a sus tres compatriotas muertos durante el asalto al consulado de EEUU en Bengasi, que la Casa Blanca calificó de «evidente ataque terrorista».
La ira del mundo musulmán que desde hace una semana tenía como objetivo a Estados Unidos por la producción de una película sobre la vida del profeta Mahoma considerada blasfema se dirige ahora contra el Estado francés, después de que el semanario satírico galo «Charlie Hebdo» publicara el miércoles nuevas caricaturas del profeta Mahoma, y probablemente en los próximos días tendrá como objetivo Alemania, ya que la revista «Titanic» ha anunciado que hará algo similar. Por eso, las embajadas europeas y estadounidenses en países musulmanes han extremado la seguridad en previsión de que las protestas se multipliquen hoy tras la oración del viernes. París, Berlín y Washington han ordenado hoy el cierre de varias de ellas.
El gubernamental Partido por la Libertad y la Justicia (PLJ) de Egipto rechazó la publicación de las nuevas caricaturas y pidió al Gobierno francés «medidas firmes y rápidas» contra el semanario «Charlie Hebdo», al tiempo que recordó la «severa posición (de París) contra quienes niegan el Holocausto». Además, instó a la ONU a buscar un «acuerdo internacional» para proteger los símbolos religiosos.
La Policía egipcia reforzó la protección alrededor de la Embajada francesa en El Cairo y todas las escuelas y centros culturales franceses fueron cerrados ayer como medida de precaución.
La prensa tunecina acusó al semanario de «añadir agua al molino de los intolerantes», y expresó su inquietud por el futuro de las relaciones franco-tunecinas si los salafistas provocan un nuevo estallido de violencia.
Unas 200 personas protestaron ayer, sin que se registraran incidentes, junto a la Embajada francesa en Teherán y cientos más se movilizaron en las afueras de Kabul contra EEUU y el Estado francés. Al menos 50 personas resultaron heridas en Islamabad, durante los enfrentamientos entre manifestantes y soldados junto al área diplomática de la ciudad, conocida como «zona roja», donde se reforzaron las medidas de protección.
Las autoridades francesas han prohibido una manifestación convocada para mañana contra la película islamófoba junto a la Gran Mezquita de París, amenazando con sanciones económicas, mientras que en Alemania colectivos musulmanes han convocado para este fin de semana varias protestas.
Kurt Westergaard, el autor danés de las primeras caricaturas de Mahoma que generaron una ola de protestas hace siete años, defendió ayer que Occidente no puede «dejarse amordazar por temor a herir la sensibilidad islámica» y someterse a la censura. GARA