Cuando cambian a menudo, por no tener las ideas claras y cuando no rotan, por fundir a sus jugadores. Hagan lo que hagan, los entrenadores tienen la crítica asegurada.

Lo habitual, con todo, es que cada técnico siga siempre una de las dos tendencias. Al menos si las circunstancias se lo permiten. No es el caso de Marcelo Bielsa, que si la pasada temporada se aferró a un bloque bien definido -uno de esos onces que, como sucede con los equipos campeones, el aficionado es capaz de recitar de carrerilla-, en la presente mueve piezas una jornada sí y otra también.

¿Consecuencia o causa de la delicada situación en la que se encuentra el equipo? Posiblemente ambos, aunque los innumerables cambios derivan principalmente de los problemas, físicos y de otro tipo, que han afectado a los rojiblancos desde que echó a andar la campaña, allá por el dos de agosto. Lo cierto es que en estos poco más de dos meses, el Athletic ha disputado doce encuentros oficiales y Bielsa ha presentado diez alineaciones diferentes. Solo en dos ocasiones -el choque ante el Helsinki en San Mamés y la posterior visita al Calderón por un lado; y los partidos ante Hapoel y Real- ha repetido once el entrenador argentino.

La defensa ha sido la línea más afectada por los continuos movimientos. Una línea de solo cuatro jugadores que ha ofrecido ya siete combinaciones diferentes. Las lesiones de Aurtenetxe y Amorebieta primero o la de Iñigo Pérez después, han imposibilitado la continuidad de una línea en la que, además, sigue echándose en falta un sustituto de garantías para Javi Martínez. Bielsa ha depositado toda su confianza en Carlos Gurpegi, además del, temporada tras temporada, omnipresente Andoni Iraola, los únicos que han disputado todos los encuentros -salvo la visita a Helsinki, a donde el Athletic viajó con la eliminatoria resuelta-. Donde no cesa el baile es en el lateral zurdo y, sobre todo, en el acompañante de Gurpegi en el centro de la defensa, donde ni Amorebieta, ni Ekiza, ni San José acaban de asentarse. Imposible desligar esa falta de continuidad de los 14 goles que ha encajado el cuadro bilbaino en apenas seis jornadas de Liga, que le convierten en el equipo más goleado de Primera y a los que hay que añadir los diez que ha recibido en otras tantas citas continentales.

Unas cifras demoledoras, de las que tampoco se puede desligar el bajo rendimiento del centro del campo rojiblanco, que se ha convertido en un asistente de lujo de los ataques rivales con sus innumerables pérdidas de balón.

Precisamente en la medular puede llegar la novedad -y, como consecuencia, la undécima alineación diferente de la temporada- en el derbi frente a Osasuna. Tras disputar media hora frente al Sparta -le bastó para firmar el mejor promedio de pases del encuentro-, Ander Herrera podría recuperar plaza en un equipo en el que se le ha echado muchísimo de menos. En la zaga, el movimiento está asegurado una vez más. Esta vez por la sanción de Fernando Amorebieta, cuyo puesto ocupará, en principio, Borja Ekiza. Habrá que ver si esta vez los movimientos dan resultado. Positivo, se entiende.