Los países de la eurozona no creen inminente la petición de rescate por parte del Gobierno de Rajoy, debido a la disminución de la tensión de los mercados. Mientras, el Gobierno español vende sus reformas, es decir, sus recortes, para cumplir los objetivos de reducir el déficit y no desvela sus intenciones respecto a la petición de rescate. La vicepresidenta de Gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, afirmó ayer que esa «posible» petición no es cuestión de tiempo, sino «de concreción». Es cierto que a partir del anuncio del BCE de compra de deuda de de los países más afectados por la crisis el acoso de los mercados disminuyó; sin embargo, la posibilidad de eludir el rescate por parte del Gobierno español es remota. El presidente del BCE, Mario Draghi, dejó meridianamente claro que a la compra de deuda del BCE -naturalmente acompañada de duras condiciones- le debe preceder una petición de ayuda al fondo de rescate. Por tanto, sin esa petición, tampoco habría intervención de BCE y la presión de los mercados volvería a aumentar.

Probablemente, la petición española de rescate no es inminente, precisamente porque todos esperan ese rescate.