La herida de la guerra del Yom Kippur vuelve a supurar en Israel
Después de 39 años de la guerra del Yom Kippur, las celebraciones en Israel dejan a la luz que la opinión pública israelí la vive como una herida aún abierta, recordando que evitaron un derrota por poco, y tanto por errores militares como políticos. Las interrogantes de cómo el Ejército israelí fue sorprendido en un primer momento se acentúan en medio de rumores sobre nuevos conflictos en la zona.
Marius SCHATTNER (AFP) | JERUSALÉN
Para Israel, el tiempo no ha podido borrar el trauma de la guerra de Yom Kippur: 39 años después del comienzo de la ofensiva sirio-egipcia, la sensación de un desastre evitado por poco se mantiene viva, más aún cuando los rumores de nuevas guerras sacuden Oriente Medio.
¿Cómo explicar que Israel fue sorprendido en ese momento? ¿Que su ejército, considerado el más grande en el Oriente Medio sufrió esos reveses en los primeros días del conflicto? ¿Y cómo garantizar que este escenario no se repita en el futuro?
Si estas preguntas han atormentado a los israelíes durante más de tres décadas, adquieren una relevancia singular en medio de los peligros cada vez mayores en la región, incluyendo la amenaza de un conflicto con Irán.
Para el general retirado Shlomo Gazit, jefe de la inteligencia militar entre 1974 y 1988, los fracasos de Israel en octubre de 1973 no pueden atribuirse simplemente a los fallos de los mandos militares, sino sobre todo la euforia que se había apoderado del país después de la victoria relámpago en la Guerra de los Seis Días (1967).
En una entrevista con France Press, el general Gazit distingue el «error táctico» de la inteligencia militar, que creyó hasta el último momento que una guerra era «poco probable», del «error estratégico» de una población a cuyos ojos Israel se había convertido en un estado invencible.
«Si mañana la mayoría en Israel reeligiera al actual gobierno y si algo pasara con Irán que llegaría a lamentar más tarde, es solo a sí misma la que debe culpar» y no los militares o a la inteligencia, afirma. De esta forma alude a la posibilidad de que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, ordene un ataque contra las instalaciones nucleares de Irán, al que acusa de querer desarrollar armamento atómico.
La sorpresa fue total el 6 de octubre 1973 a las 14.00, en plena celebración de la festividad judía del Yom Kippur, el «Día de la Expiación», Egipto y Siria lanzaron sus ejércitos contra el ejército israelí, desplegado a lo largo del Canal de Suez y la línea del alto el fuego en los Altos del Golán.
No fue hasta cinco horas antes del inicio de las operaciones cundo los líderes israelíes finalmente se convencieron de la inminencia del ataque, decretando la movilización general.
La polémica
¿Habían sido víctimas de una maniobra magistral de intoxicación egipcia cuya pieza central era el hombre que Israel consideraba su mejor agente en la región, Ashraf Marwan, el propio yerno del expresidente egipcio Gamal Abdel Nasser, víctima en 2007 de una misteriosa caída desde su apartamento en Londres?. Hasta ahora, se mantiene la polémica en Israel sobre este punto. Enfrenta a aquellos para quienes era un agente doble con los que consideran que sirvió lealmente a Israel al advertir -aunque en el último momento- de que la guerra iba a estallar.
Para el politólogo Uri Ben Yosef, este caso de espionaje no debe ocultar «el hecho esencial de que el Gobierno israelí no hizo nada para evitar una guerra en la que no lo creía». A su juicio, la primera ministra del momento, Golda Meir, se negó a dar crédito al presidente egipcio, Anwar Sadat, cuando dijo que estaba dispuesto a firmar un acuerdo de no beligerancia a cambio de una retirada del Sinaí ocupado, o por el contrario amenazaba con ir a la guerra. Duda de que la lección se haya aprendido.
Para el historiador Tom Segev, la opinión pública israelí «es cada vez más consciente de que hubo un error político importante» y no solo militar.
No obstante, considera que el recuerdo público en cada aniversario de la guerra «es un ritual secular en torno a un desastre nacional, como si 39 años después aún fuera difícil imaginar que aquello fuera posible».
Desde un punto de vista estrictamente militar, sin embargo, Israel logró ganar después de tres semanas de intensos combates, con el precio de 2.650 muertos.
Pero la estrategia del presidente egipcio tendría sus frutos: La guerra desencadenó un proceso que, después de la visita de Sadat a Israel en 1977, supondría la retirada israelí de 1982 de todo el Sinaí. A cambio, Israel recibirá la instauración de una «paz fría»con Egipto que El Cairo había propuesto antes de la guerra.
El presidente egipcio, Mohamed Morsi presentó el jueves una ofrenda floral en la tumba de su predecesor Anwar Sadat por el aniversario del ataque del Yom Kippur contra Israel en 1973, un extraño homenaje viniendo de un líder islamista, que fue agradecido por la viuda de Sadat.
Morsi estuvo acompañado por los principales líderes militares del país en la ceremonia que fue televisada como parte del 39 aniversario de este hito que marcó la presidencia de Sadat y se conoció como «La victoria del 6 de octubre» en Egipto.
Jihan Sadat, viuda del presidente que murió en 1981 en un atentado llevado a cabo por un grupo perteneciente a un grupo islamista,hostil a los acuerdos de paz firmados con Israel, asistió a la ceremonia. «Doy las gracias al Presidente por este generoso gesto y su consideración por Anwar Sadat. En los últimos 30 años no hemos visto nada como esto» afirmó. Morsi publicó la víspera decretos honrando la memoria de su predecesor el Jefe de Estado Mayor de la época, otorgando medallas a su familia.
Los Hermanos Musulmanes mantuvieron relaciones cambiantes con Sadat; obtuvieron la amnistía para sus líderes, pero siguieron fuera de la ley. GARA
El politólogo israelí Uri Ben Yosef duda de que Israel haya aprendido la lección de no haber hecho nada para evitar una guerra que creía que nunca se llegaría a producir.