Nada más y nada menos que 76 partidos oficiales consecutivos de una tacada, todos los de la era Bielsa en el Athletic, los ha jugado Markel Susaeta. «Soy del Athletic, vivo en casa y estoy feliz», explicaba hace un mes con estas palabras el propio jugador su renovación con los rojiblancos hasta 2017. Fiel al club al que llegó siendo un alevín, con el que debutó en Primera en 2007 y fiel a unos colores, el eibartarra, a sus 24 años, ha enderezado, ya sí, una trayectoria siempre sujeta a la irregularidad de su juego y de sus potencialidades, y al plebiscito constante y severo de la grada de La Catedral. La temporada anterior se ganó a esa afición y fue pieza clave en el equipo, con sus minutos, su derroche físico, sus lacerantes incursiones por banda y sus trece goles, una cifra impensable para un jugador pegado en demasía con la definición ante la meta rival. Y en esta campaña no ha empezado peor.

Confianza era seguramente todo lo que le hacía falta a este joven león y esa parece que se la ha proporcionado Marcelo Bielsa. Con Joaquín Caparrós llegó arriba en 2007, hizo una buena campaña en la 2009-10, en la que disputó unos 35 partidos y anotó cuatro goles, pero la siguiente, última del entrenador de Utrera, las cosas le fueron mucho peor, apenas disfrutando de minutos ante la competencia de David López. «Se puede resumir diciendo que el primer año fue bastante bueno, el segundo bastante malo, el tercero bueno y el cuarto malo. Así que tengo que buscar esa regularidad», se confesaba en octubre de 2011. ¿La razón de esa irregularidad? «Es una mezcla entre el aspecto mental, la confianza en uno mismo y el aspecto futbolístico», reconocía entonces el `14' rojiblanco.

«Nunca agacho la cabeza», se defendía en una entrevista de mayo de 2011. Y hacerlo ha tenido su premio. Seguridad y determinación es lo que le ha dado Marcelo Bielsa y que hace que si nos fijamos no ya en los números de la pasada campaña sino en los de la actual, Susaeta se erija ahora mismo y entre tanta irregularidad en el estandarte que sostiene el juego rojiblanco en el ataque.

Muchos centros, poco rematados

Markel ha sido quizá el único jugador que en este dubitativo arranque liguero ha sostenido el nivel. Se puede decir que casi empezó como acabó. Una confianza en sí mismo y sus posibilidades para encarar al adversario que le sitúan, por ejemplo, como el segundo más regateador de toda la Liga, con 48 driblings, solo por detrás del inalcanzable Lionel Messi, con 70; Iker Muniain es séptimo en esta lista, con 42. Susaeta es también el sexto de la Liga que más pelotas pierde, curiosamente, también por detrás del astro argentino. «Con Bielsa la pierdes y te anima a seguir jugándola otra vez. Si no tienes la confianza del entrenador, se nota», reconocía el propio futbolista hace poco.

Pero donde realmente se observa el peso de Susaeta en el equipo tras siete jornadas es en su aportación atacante. Suma un gol en Liga y tres en Europa, solo uno por debajo del goleador Aduriz. Pero el de Eibar se sitúa, junto al donostiarra, como el máximo rematador del equipo, con 16 disparos a gol, cinco de ellos entre los tres palos, cifras idénticas a las de Aduriz y parecidas a las de De Marcos, que contabiliza 15 disparos, cinco a puerta. Les sigue Ibai Gómez, con 8 tiros, Muniain, con 4, e Isma López, con 2.

Pero donde también destaca Susaeta es en los centros al área. Nada menos que 38 balones ha puesto a sus compañeros en estos siete partidos, aunque en su debe está que tan solo 7 han servido para que un compañero rematara. Por ejemplo, otro de los hombres al que le gusta desmarcarse por banda y centrar es De Marcos, que ha puesto 16 centros, pero solo uno como asistencia de remate. Iraola también ha puesto 17 balones y en su caso, cinco han sido rematados. Más curioso es el caso de Ibai Gómez, que sin jugar de manera regular, suma 23 centros, de ellos 6 rematados; Isma López acumula 22, 4 de ellos conectados por sus compañeros. Por cierto, hasta su lesión, Iñigo Pérez era el mayor centrador al área del equipo, con 22 pases.