Barcina quiere ofrece su perfil más dialogante debido a la falta de apoyos
Tras 16 años en el poder, por primera vez UPN llega a un gran debate sobre Nafarroa sin tener garantizada la mayoría parlamentaria. Yolanda Barcina se verá obligada a conseguir que se debatan sus propuestas, para así evitar que pidan directamente que presente la dimisión.
Aritz INTXUSTA | IRUÑEA
El Debate sobre la Comunidad abarcará las sesiones del jueves y el viernes del Parlamento navarro. Se trata de una prueba difícil de solventar para la presidenta, Yolanda Barcina, que llega muy sola tras quemar los barcos con el PSN. UPN ha hecho una apuesta a lo grande, sacando temas importantes y con muchos flecos sobre los que discutir. Consciente de que no podrá arrancar acuerdos serios, el Gobierno parece buscar al menos que la oposición entre a debatir para aparentar normalidad democrática.
El Ejecutivo vive atenazado por los malos datos económicos que está cosechando Nafarroa y su incapacidad para cuadrar las cuentas sin apoyos. Hasta este año, los debates de política general eran un mero trámite, puesto que la mayoría se había cocinado antes en las sedes de UPN y PSN. El jueves, sin embargo, será un todos contra uno, con la excepción del PP, que acostumbra a actuar con condescendencia para con Barcina, ya que el grueso de las medidas que aplica son calcadas a lo que dicta Madrid.
El formato del debate es el clásico. Primero intervendrá Barcina y, tras un descanso, hablarán los distintos portavoces de mayor a menor, salvo UPN, que lo hará en último lugar. Cada portavoz dispondrá de 30 minutos para fijar posición. Barcina tendrá la posibilidad de responder tras cada turno de palabra o esperar a que todos se expresen y replicar de forma conjunta. Tras las explicaciones del Gobierno, la voz regresa a los grupos, que disponen de nuevo de otros diez minutos. Una vez más, cerrará las intervenciones la presidenta.
A última hora, los grupos presentarán propuestas de resolución para los temas tratados.
Y la sesión del viernes está pensada para refrendar o refutar las distintas propuestas presentadas.
Los objetivos del debate
El debate medirá, principalmente, el grado de dureza que ejercen los partidos de la oposición y también cuán de maduros están para sacar adelante un programa alternativo. A UPN le basta con que la sesión transcurra sin pena ni gloria, puesto que es consciente de su minoría y, mientras no se encuentre con una oposición frontal, sabe que puede aguantar hasta que le convenga dar por cerrada la legislatura.
En el otro extremo está Bildu, que quiere ir más allá de este debate. Esta formación viene exigiendo que UPN se marche desde que el Gobierno de coalición se fuera al traste. Desde su punto de vista, el debate de esta semana supone una gran oportunidad para que Barcina haga autocrítica, asuma que no puede hacerse cargo de la situación y decida convocar elecciones. Así, se ahorraría el mal trago de no poder atar unos presupuestos para el año próximo.
También NaBai pegará fuerte, ya que, aunque quizá el PNV preferiría adoptar posturas más blandas, en el grupo parlamentario manda Aralar.
Pero la llave del adelanto electoral recae por ahora en el PSN. Roberto Jiménez, como exvicepresidente despechado, no puede atrincherarse en la tibieza cuando todos los micrófonos están esperando sus palabras. Sin embargo, el líder del PSN está atado a su reciente pasado. Si Barcina realiza un discurso centrado en las reformas anteriores a la primavera, no puede entrar a fondo en las críticas, pues fue copartícipe de esas medidas.
De I-E se espera un discurso tan duro como el de Bildu, puesto que José Miguel Nuin confía en salir reforzado de las urnas en una convocatoria anticipada.
El debate de esta semana es un formato pensado de cara a la galería; es decir, no tendrá consecuencias tangibles en la vida cotidiana de la ciudadanía. El meollo llegará con el debate sobre los presupuestos de 2013, donde se verá hasta qué punto la oposición está madura para reorientar el gasto de las arcas públicas hacia necesidades sociales. Bildu y NaBai hablaron ayer de las dificultades que entraña aprobar unos presupuestos «elaborados» desde la oposición. Creen que a día de hoy no es posible, pero sí avanzaron que habrá «alternativa a los presupuestos de UPN». A.I.
El PSN necesita dar un rapapolvo a UPN para marcar distancias con sus antiguos socios. No obstante, una postura demasiado firme puede acelerar el adelanto electoral y todavía no se vé al partido de Jiménez proclive a apoyar un gobierno alternativo.