No está mal pensado eso de publicar una interpretación, acertada o no, y al día siguiente, en una información relacionada con esa interpretación, presentarla como un hecho objetivo.

Como había anunciado «El Mundo», Mas ya ha comenzado a «internacionalizar el conflicto»: «Mas escenifica la dimensión internacional del conflicto reuniendo a los cónsules», titulaba en primera. Y aseguraba que ha pedido a los cónsules en Barcelona «que den una visión positiva de Cataluña en sus países». Servidora no cree que hasta ahora les pidiera que den una visión negativa, pero será así. Y es que «El principal argumento del `president' es presentar el caso catalán igual que el escocés». Ahora bien, decía que «tampoco puede decirse que el acto de ayer sea el primero en el que Mas demostró esa voluntad de `internacionalizar el conflicto', una terminología que, por cierto, ha suscitado críticas contra el president porque evoca la usada por la izquierda abertzale». Y esperen, que todavía nos contarán las «sinergias» entre Mas y las FARC.

El mismo diario dedicaba a Esperanza Aguirre, expresidenta de Madrid, una página con el titular «Cataluña `2.000 años' en España». Puede ser porque, como todas y todos sabemos, España es anterior al Big Bang. Y decía que Aguirre «recuerda los lazos históricos y la ley para criticar la deriva del `president'». Al parecer, la «deriva del president» es algo objetivo y no una opinión de Espe. Nos informaba de que Esperanza Aguirre «ha aprovechado un acto electoral en Galicia de apoyo al candidato del PP a la Xunta, alberto Núñez Feijóo, para dejar claro que no entiende una España sin Cataluña». El problema es que la mayoría de los catalanes y catalanas no entinenden por qué Cataluña tiene que ser España en contra de su voluntad. Y después afirmaba que «Además de hacer memoria para recuperar la Historia, la presidenta del PP madrileño aseguró que existen razones legales». Es decir que la historia la escribe Aguirre y «El Mundo» le da el visto bueno. Pero como no cuela, aducen por boca de la expresidenta sus verdaderas «razones»: «`en todo Estado democrático lo que hay que hacer es cumplir la ley, ya que todo en esta España de libertades se puede reclamar, también el separatismo, pero hay que respetar la ley'». Se puede reclamar y se debería poder conseguir, porque en democracia hay que respetar la voluntad de los ciudadanos y, en todo caso, adecuar las leyes a esa voluntad.