De todos los simulacros de la felicidad que a lo largo de una jornada televisiva se nos proporcionan, uno de los que representan de mejor manera el desarme de la sociedad actual son los programas que se anuncian como debate en las campañas electorales. Y el que se ofreció por ETB-2 la noche del miércoles, entra en los anales de la falta de seducción, algo así como un compromiso que se acepta y se intenta que suceda, pero con el mínimo de entusiasmo, el mínimo de desgaste, lo que puede entenderse como una muestra más de la falta de respeto a los posibles electores, votantes, clientes o militantes.

Al final del mismo, la felicidad embargó a todos, a los miembros del ente, a los responsables de campaña de imagen de los partidos allí representados, seguramente porque no perdieron muchas posiciones, a los propios participantes porque, como siempre, todos ganaron, y todos transmitieron felicidad, y eso quedó de manifiesto en el complemento del supuesto debate, en el que miembros destacados de los equipos directivos de siete periódicos diarios de la Comunidad Autónoma Vasca, arrimaron el ascua a su sardina, dieron por bueno ese estado de felicidad con un entreguismo sorprendente.

Es más, los periodistas estaban muy felices porque han salido varias noches en esta campaña y han ido subiendo en audiencia, lo que les hacía metabolizar su poderío mediático, y para ello llegaban algunos al plató con sus mejores galas, sus mejores corbatas, sus mejores coronillas. En sus análisis post seudo debate, apuntaron cuatro detalles menores, pero con toda la felicidad que les embargaba, se olvidaron de fijar la foto, ya que se supone que se hacen estos encuentros televisivos para ganar votos, para convencer, y en ese sentido, dudo que alguien pudiera variar su voto, decidirse a votar si era un abstencionista, porque nadie, ninguno, en ningún momento pasó su estado de felicidad mediática al campo de la decisión política, del proyecto, de la alternativa. Viven en un mundo ideal, magnífico, alejado de toda realidad y dan por buenos los resultados que las encuestas les otorgan y no tienen interés en moverse para no despeinarse, ni que se les mueva la corbata. La felicidad, ja, ja, ja....