La «reconquista» del norte de Mali fue la tarea más sencilla pero, ahora, lo peor está por venir
La rápida «reconquista» del norte de Mali fue la parte más sencilla de la operación militar liderada por el Ejército francés. Los insurgentes islamistas, como era previsible y lo habían preparado con antelación, se retiraron a sus bases de forma ordenada con la clara intención de redefinir la naturaleza del conflicto en términos que les fueran más favorables. Han estado y todavía están acechando a la sombra, preparando atentados suicidas -nunca antes conocidos en Mali- y ataques armados que ahora empiezan a multiplicarse, como viene ocurriendo en la estratégica ciudad de Gao. La violencia en Mali tiene pocos visos de disminuir, y puede decirse que lo peor está por llegar. Y no solo en este país, también en estados limítrofes como Níger o Chad.
Ahora, y por un tiempo imposible de determinar, Mali se enfrenta a una grave situación de múltiples dimensiones que no puede despacharse con la simplista narrativa de la «guerra contra el terrorismo». La guerra de guerrillas, la cuestión nacional del pueblo Tuareg, un gobierno dividido e inoperante, multitud de grupos insurgentes cada día más coordinados... la intervención militar francesa ha avivado esas llamas.